Albert Boadella en la presentación de 'El Nacional'

El Joglars, a manos de su director Albert Boadella, con motivo de su 50 aniversario llega este jueves al Lope de Vega y repite después de 18  años con  ‘El Nacional’.

En tiempos difíciles para la cultura, Don José, viejo acomodador del que fue el Teatro Nacional de Ópera en un intento por recuperar la esencia del arte lírico y huir de la nacionalización de la cultura elitista, reúne a un grupo de indigentes para representar el Rigoletto.

Albert Boadella, director de la compañía desde hace 50 años, recoge en esta obra una mezcla entre lo «canalla y lo sublime» junto con «un sentido del humor satírico y a veces agrio». Realiza una reelaboración más completa y adaptada «con pequeñas que variantes» en relación a la producida en el 93 sumando en el aspecto musical y muy vinculada al presente a través de referencias.

El director asume «la idea del teatro como poesía» y se refiere a la facultad de hacer con lo mínimo, lo máximo. Señala que «la obra tiene todo ese conjunto de ingrediente que hemos ido acumulando a lo largo de los años y que en el fondo escogimos porque nos parecía la más completa de todas en el sentido teatral». Además recoge bajo el mismo techo el teatro y la vida ya que «cuando uno habla de teatro forzosamente habla de la vida»- y añade- «El teatro es más veraz que la vida».

Destaca la importancia de Ramón Fontseré, al que le unen 28 años de amistad y fidelidad a la compañía y que encarnará en esta ocasión a Don José, personaje principal e hilo conductor de la obra. Ramón además quiso hacer hincapié en la figura de Don José como «un hombre que lucha contra viento y marea» y que constituye cierto optimismo dentro del devastador panorama en el que se desenvuelve el arte.

Boadella destaca la alta producción de este compendio y su elaborada e inusual forma de trabajo en la que ejercen «una especie de gran escuela y acumulación de experiencia que enriquece a todo el conjunto de sus miembros» con la particularidad de que exprimen al máximo el jugo de sus frutos.

Después de más de 50 años en la profesión y con una brillante carrera a sus espaldas, este director asegura que dejarlo no es fácil y que «en los momentos en los que uno ha tomado un camino el retroceso ya no es posible». Realiza una reflexión sobre la situación actual del teatro dentro de la versátil parodia que nos rodea y a pesar de afirmar que la realidad supera con creces la ficción, aconseja que hay que tener «la realidad como punto de mira pero distanciarse de ella». Y añade que «la situación que tenemos ahora tiene muchos frentes y es muy compleja, por ello debemos hacer reflexiones sobre la responsabilidad de todos».

En esta pieza colmada por la musicalidad y la exquisitez en cuanto a la elaboración, Boadella ha tratado de conseguir que todos los elementos estructurales estén al servicio de lo artístico. Intenta así, mantener «una elevada calidad artística» con el fin de que «los espectáculos se sirvan cocinados a fuego lento y de forma artesanal para que el plato quede cargado de sustancia».

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