El Sevilla tiene el objetivo europeo a tiro. Lograr tres victorias consecutivas en Liga más de dos años y medio después deja de ser un reto, para convertirse en una obligación.
Tras muchos meses, desde el comienzo de la 09/10 concretamente, sin encadenar tres victorias consecutivas, el Sevilla tiene esta noche el reto de romper con esta amarga estadística.
Sin embargo, poco importa esto en este Lunes Santo donde hay mucho más en juego. En definitiva, esta noche pasa por el Ramón Sánchez Pizjuán el tren de las aspiraciones europeas. Es el momento, ni hay margen ni hay marcha atrás, de subirse, sobre todo si se tienen en cuenta los resultados que se han dado en esta jornada.
Ganar al Mallorca, por lo tanto, no es un reto sino una obligación si se quiere seguir soñando con altas metas. Lo mejor es que las sensaciones son positivas, que el equipo ha crecido mucho en sus dos últimos compromisos a domicilio. Ha crecido y se ha creído ese crecimiento, que es lo más importante.
El Sevilla puede, pero sobre todo sabe que puede, es consciente que atesora calidad suficiente para, a igualdad de esfuerzos, ser superior a casi todos sus rivales en Primera División. Esto es algo que se desprende de la mejoría individual de una serie de jugadores llamados a liderar al grupo, con Álvaro Negredo a la cabeza. Ésa es la lectura que se puede hacer del equipo de sus comparecencias en Santander y Granada y en esa línea hay que plantear un partido ante un Mallorca con Joaquín Caparrós al frente.
Por todos es conocido, y más en Nervión, el barniz competitivo que dota Caparrós a sus equipos. Por eso el Mallorca se desfondará esta noche en el Sánchez Pizjuán y venderá muy cara su piel. Una de las claves será que el equipo de Míchel tenga la habilidad suficiente para sortear las trampas bermellones y evitar que el choque se traslade al cuerpo a cuerpo, porque en esas circunstancias la calidad deja de ser determinante.
Sin nervios, sin precipitaciones, simplemente jugando a fútbol con cabeza y aplicando el sentido común, ése que ha resucitado a un equipo que hace unas semanas parecía muerto. En tiempo de Pasión toca confirmar el resurgimiento.