La actividad costera provoca altos niveles de contaminación en el organismo de las focas comunes, que muestran una elevada concentración de metales y contaminantes orgánicos clorados.
El uso industrial de las costas perjudica a las focas comunes (Phoca vitulina) que viven cerca de las mismas. Una investigación europea revela que estos mamíferos presentan elevados niveles de contaminación como consecuencia de la actividad en los puertos europeos.
El estudio realizado muestra cómo una población de focas comunes procedente del estuario del río Elba, en Alemania, soporte niveles más altos de contaminación que otros animales que también viven cerca de zonas de uso industrial. Estas zonas de navegación provocan la contaminación del río.
Según Octavio Pérez Luzardo, uno de los autores del artículo publicado sobre el tema en Marine Pollution Bulletin, e integrante del grupo de Investigación en Medioambiente y Salud de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, “aunque en aguas españolas no hay focas, estas especies se utilizan como biomonitores de la contaminación global”.
Pérez Luzardo ha destacado la importancia de este tipo de estudios para poner en marcha políticas efectivas que ayuden a prevenir la contaminación química, ya que considera que lo que le pasa a las focas también puede ocurrirle a las otras especies que compartan su ecosistema. Además, la comunidad de focas en Europa es numerosa, principalmente en Escocia, los países escandinavos y el Mediterráneo.
La situación es más seria de lo que parece porque, según el estudio, realizado con cinco focas, estos mamíferos poseen elevados niveles de varios metales y de contaminantes orgánicos clorados procedentes del río Elba. Estos metales pesados encontrados en el organismo de las focas no se degradan y son liberados al medio ambiente por la actividad humana.
En estos momentos, el grupo está analizando cómo afecta a los seres humanos y a otras especies como las tortugas marinas de Canarias y Cabo Verde este tipo de contaminación.
