En su columna semanal, el autor se refiere en verso a la posibilidad de retrasar la edad de jubilación a los 67 años.

Lo peor de todo será,
que no habrá tantos viejitos
curioseando en las obras,
paseando su jubilación
ni haciendo cola en los bancos.

Lo peor de todo es que estarán
pagando los rotos, descosidos,
y sueldos de diputados,
para que con cincuenta
estén en Mallorca retirados.

Yo lo único que pido
es un chinchón, un dominó,
un cinquillo… lo que pido
es que no me jubilen
una vez bajo la madera.

Pablo Povedano

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