tarjeta-visita-presentacion

¿Cuántas veces has asistido a un Networking y antes de empezar a conocer a alguien ya tenías su tarjeta, un folleto y hasta un bolígrafo corporativo? Esta actitud de derramar tarjetas es quizás una de las que más rechazo da a los demás.

Parece como si fuera un pedazo de papel y no la persona la encargada de cerrar los negocios o aún más si cabe, que es más fácil de recordar a un papel inanimado que a una persona. Si de verdad crees que es así, solo por casualidad rentabilizarás tu participación en un Networking. Lo más normal que ocurra es que tus tarjetas acaben o en el cubo de la basura u olvidadas en un cajón. La gran mayoría de las personas olvidan que hay algo previo que debes de conseguir antes de dar una tarjeta: crear confianza.

Por otra parte, ¿qué ganas dando tarjetas? Esa persona a la que le das la tarjeta, ¿es creíble? ¿Sabes el uso que va a hacer de la misma? ¿Llamadas inoportunas? ¿Envío de mailings? ¿Te ha pedido la tarjeta? En ocasiones, hay personas que se irritan si reciben tarjetas que no han solicitado aunque por respeto no lo digan. De hecho, en grupos empresariales como los Rotarios está mal visto que un desconocido de o reciba tarjetas.

En primer lugar, entiende que la razón de dar o recibir una tarjeta es meramente porque se va a hacer un seguimiento de algo que se ha hablado. Es decir, si no hay una razón de algo que tengamos que hablar fuera de la reunión empresarial y en otro momento, no tiene mucho sentido pedir la tarjeta. Puede existir, en contadas ocasiones, que la persona ante ti pueda ser una fuente de referencias aunque no haya un interés directo contigo.

En ese caso, yo pido permiso para entregarle la tarjeta si he creado confianza con él: “Me has comentado lo de tu amigo que estaba buscando una casa, ¿te importa que te dé un par de tarjetas para que se las hagas llegar?” De hecho, he visto que algunos diseñan tarjetas con fotos personales e incluso con rayas al dorso para invitar a la gente a tomar notas.

Esto es muy sabio porque podrán relacionar tu cara a una sensación de confianza y las rayas invitan a tomar notas para hacer un seguimiento. Hay muchas personas que son reticentes a tomar notas en tarjetas ya que la tarjeta es un objeto bastante personal aun siendo corporativo.

¿Qué hay acerca de pedir tarjetas? Igual. Hay que crear una confianza y ver un motivo para pedirlo. Si crees que a largo plazo puede ser interesante tener tal o cual tarjeta, esto es lo que yo digo: “Lo que has comentado sobre tu negocio es interesante. Yo me reúno todos los jueves con un grupo de empresarios y puede que haya a alguno que le pueda interesar hablar contigo. ¿Te parece bien darme un par de tarjetas tuyas por si pudiera haber una oportunidad de negocio para ti? Te avisaré antes de entregar tu tarjeta a alguien.” Solo si la persona que tienes delante no tiene ningún don de gentes, se negará a entregarte su tarjeta.

Por último, algo que es lo peor de lo peor. No le rechaces a nadie su tarjeta y negársela tampoco es aconsejable, a menos de que quieras ser recordado por un engreído. Si te ves en esa encrucijada a menudo puedes: tirar la tarjeta cuando llegues a la oficina. Imprimir tarjetas en las que no facilites ni tu teléfono directo, ni el email directo, ni tu móvil. Esto lo hacen mucho los embajadores, políticos y artistas. Si estás ante un contacto interesante, siempre puedes escribir tu número sobre la tarjeta de visita.