La omnipresencia de la Marca España empieza a resultar extremadamente irritante. El último uso que se le ha dado por parte del Partido Popular ha sido quizás el más extravagante de todos: “Los papeles de Bárcenas perjudican a la Marca España”. Lo que empezó como una simpática aunque ridícula manera de simular de cara al exterior que la situación española es estable, ha terminado provocando una urticaria política general dentro y fuera del país.

Para los españoles que estamos en el extranjero el término Marca España nos envuelve como una plaga estival de mosquitos, ya que constantemente se nos está interrogando sobre la situación de nuestro país. Ante este hecho tratamos de no faltar a la verdad e intentamos contribuir a que se comprenda nuestra tesitura dado que cuanto más se conozca la debacle de nuestro sistema político y económico, más difícil será la impunidad de los causantes. Los gobernantes creen que en nuestro empeño informativo se esconde un tenebroso rencor contra el Estado o un uso partidario del drama que vivimos; y en cierta manera, obviamente es así. Porque estamos enfurecidos con nuestro Estado y pretendemos expulsar a los que lo han convertido en lo que es. No obstante y a pesar de todo seguimos armándonos de paciencia.

En estos días, los miembros de la Casa Real han protagonizado las últimas noticias españolas en la prensa internacional. Solo en las últimas semanas hemos visto varias imputaciones con base en múltiples delitos, cuentas en Suiza, herencias millonarias, hemos visto cómo los españoles hemos pagado sin saberlo caprichos a cada cual más estrafalario y surrealista. Para colmo, la Reina, la gran ajena a la barbarie monárquica y última aliada de la Marca España también se ha dejado ver ante la prensa en Mozambique rodeada de niños desnutridos, explicándoles que “en España también necesitamos ayuda”. Así, en primera persona del plural, a niños en extrema pobreza. Marca España.

El Ministro de Exteriores dijo a la prensa que la imputación de la Infanta Cristina perjudica a la Marca España; estoy de acuerdo, pero los asuntos reales no son precisamente los que más Marca España hacen. Dando un ligero repaso a la hemeroteca más reciente vemos cómo han contribuido los miembros del Ejecutivo. Me voy a referir exclusivamente a titulares del primer trimestre de 2013:

–    Fátima Báñez: “La reforma laboral no fue pensada para crear empleo”.
–   Jorge Fernández: “La pervivencia de la especie no está garantizada con el matrimonio homosexual”.
–   José Ignacio Wert: “Los estudiantes españoles no deben estudiar lo que quieran sino lo que genere empleabilidad”.
–   Dolores de Cospedal: “Los escraches son totalitarios, sectarios y nazismo (sic) puro”.
–   Ana Mato: “Mi mejor momento del día es por la mañana, cuando veo cómo visten a mis hijos”.

También nos hemos enterado que el marido de esta última llegó a cobrar seis sueldos públicos. Asimismo hemos podido saber que Luis de Guindos además de hundir Lethman Brothers también vendió preferentes, hemos visto a Gallardón indultando a un kamikaze y a Soraya Sáenz protagonizando un frustrado intento lacrimógeno en una rueda de prensa sobre el alquiler social. La estrella absoluta de la información política relativa a España ha sido Luis Bárcenas, investigado por, en resumen, llevar en el Partido Popular una contabilidad paralela a la oficial, en la que desviaba fondos conseguidos ilegalmente para inflar los sueldos de la mayor parte de la cúpula del partido. Marca España.

Y no se queda en simple cleptomanía y desvergüenza, lo peor es lo que le están haciendo al Estado de Derecho. En solo el primer trimestre de 2013 hemos visto cómo la salud pública se cae a pedazos, sabemos que una mujer con dos bultos en el pecho no será atendida hasta diciembre y que una señora ha muerto tras esperar 36 horas en una sala de espera. Hemos visto en la prensa la repugnante comida de algunos hospitales. Sabemos cómo están convirtiendo Madrid en el gran y desastroso  laboratorio del neoliberalismo y que las firmas contra la privatización de la sanidad han superado ya el número de votos que que recibió el partido del gobierno de la comunidad autónoma. Nos hemos enterado de que cientos de directores de centros de salud dimitiendo de sus cargos. Aún así no cambia nada, todo sigue igual. Marca España.

También hemos podido saber que España invierte más presupuesto en profesores de religión que en programas de investigación básica. Hemos visto a gente comiendo en contenedores de basura, a una madre que casi entra en prisión por comprarle comida a su hijo con una tarjeta de crédito que encontró en la calle. Otra madre se desplomó con sus hijos en plena vía pública absolutamente desnutrida. Desde aquí sabemos que han expulsado de sus casas a familias completas. Hemos visto cómo muchos de ellos no han podido soportar la situación; parejas que se suicidan de mutuo acuerdo, gente desesperada que se quema a lo bonzo, personas que se lanzan al vacío. Supimos que el Gobierno, infernalmente presionado, se ha visto obligado a dar marcha atrás y a debatir la Iniciativa Legislativa Popular por la dación en pago, lo cual sin ser en sí mismo una garantía de éxito ya se usa como rédito político para arremeter contra un PSOE inexistente. Todo esto lo hemos visto solo en lo que llevamos de 2013. Marca España.

Sabemos que se han prohibido multitud de actos reivindicativos. Hemos visto a la policía revisando las pancartas que constituían el disfraz de una agrupación carnavalesca de Cádiz, por posible delito de manifestación ilegal. Hemos leído que ahora se puede construir a 20 metros de la costa y que se extraerá gas de Doñana. Por publicar este tipo de cosas, también hemos sabido que los medios de comunicación han recibido denuncias por parte del Gobierno. Hemos podido ver a una reportera de Ana Rosa Quintana encerrada entre cristales para evitar que se acerque a una Ministra, como si el programa de Ana Rosa Quintana supusiera algún tipo de peligro para el régimen. Hemos visto al Presidente del Gobierno compareciendo dos veces a través de una pantalla. Leímos que dentro de la televisión pública hay manipulación y que los trabajadores de la radio pública no hacen la radio que quieren hacer. Hemos sabido que tenemos el sistema eléctrico más caro de Europa y que los pocos intentos de destapar el fraude han terminado en represión. Todo esto lo hemos sabido en lo que llevamos de 2013. Marca España.

Hemos visto ciudadanos protestando masivamente de infinitas formas pacíficas y cómo los representantes del Gobierno se ha reído de ellos en varias ocasiones en distintos contextos. En consecuencia a las protestas nos enteramos que el presupuesto de material antidisturbios ha aumentado un 1780%, hemos visto fuerzas del orden arrastrando a octogenarias, hemos visto los huesos rotos, los moratones, las caras sangrientas, los ojos destrozados. Hemos visto niños recibiendo porrazos sin que Felipe González saliera a defenderlos. Luego nos enteramos de que un joven llamado Alfon estuvo desde el 14 de noviembre hasta este presente 2013 aislado de la sociedad, infringiendo numerosas resoluciones internacionales de Derechos Humanos. Marca España.

Y en medio de toda esta vorágine de despropósitos, el Gobierno trata de evitar que los jóvenes huyamos de  esa alberca de miseria en la que han convertido el país con una arriesgada estrategia; el Presidente se dirige a los jóvenes instándonos a que nuestra aspiración laboral se limite a los mini-jobs. Y en añadidura, la CEOE nos pide que de momento nos demos por satisfecho con el salario mínimo. Y estirando un poco más nuestros límites, la Agencia Tributaria nos reclama que empecemos a declarar lo poco que nuestros padres puedan aportarnos. Estas tres instancias solo en lo que va de 2013. Marca España.

Este panorama obviamente se ve fuera de España, porque prácticamente todo es recogido por medios de comunicación internacionales, esta es nuestra carta de presentación. Los que defienden la paz social y las conductas irreprochables en virtud de la Marca España son los mismos que han creado nuestra imagen internacional. Los mismos que ganaron unas elecciones con un programa de gobierno que al final ha resultado ser otro, dando el tiro de gracia a los ya cuestionados principios democráticos y al moribundo espíritu de la Transición. Los que han destrozado el supuesto Estado de bienestar: el poder político, la élite económica y la plataforma mediática, ellos son los que ahora apelan los mismos principios constitucionales para demonizar el escrache, la última de las serenas y razonables concesiones de la agotadísima paciencia ciudadana.

Los que estamos en el extranjero también sufrimos cada vez que leemos la actualidad española. En nuestro caso particular, en Montevideo nos estamos organizando para informar a los uruguayos de la verdadera situación de España. Paralelamente, también montones de ciudadanos enfurecidos se organizan en Francia, Italia, Alemania, Gran Bretaña, Países Bajos, Bélgica, Irlanda, Portugal, Malta, Islandia, Austria, y fuera de Europa, en Vietnam, Nicaragua, El Salvador, Chile, Argentina, Canadá y EE.UU. Por todas partes se están creando grupos de apoyo a las protestas españolas. Porque los que estamos fuera estudiando y buscando un futuro no nos olvidamos de las personas que están sufriendo en su propia carne la Marca España.

Son nuestras familias y nuestros amigos los que luchan día a día resistiendo la insoportable atmósfera de desesperanza, peleando por cambiar las cosas. Obviamente hablamos todos los días con ellos, sabemos como están y evidentemente estamos con ellos. Contra la Marca España y todo lo que conlleva.