Que el nuevo gobierno de Rajoy se iba a estrenar con recortes era ‘un secreto a voces’, que no ha dejado de ser medio secreto. Sin especificar nunca muy bien en la campaña electoral su programa económico, Rajoy llegó al poder con la voluntad de “dar confianza” a una Europa que le exigía ya el mismo día 21 de noviembre que ajustara el cinturón del déficit.

El paquete de “medidas de urgencia” aprobado ayer en el Congreso de los Diputados con 197 votos a favor, se aplica en forma de un Decreto ley que conlleva una subida del IRPF después de haber demonizado la subida del IVA del gobierno de Zapatero por “injusta e ineficaz”. El decreto contempla, además, la supresión de bonificaciones al gasóleo profesional, para incrementar los ingresos en 6.275 millones de euros y el aumento de las rentas del capital del 19% al 21%. Además, se recortan en 600 millones las subvenciones para investigación, desarrollo e innovación y en 200 millones los presupuestos de RTVE y ADIF.

Para Rajoy, “no había otra opción”, según ha dicho en la única entrevista que ha concedido como Presidente del Gobierno a la agencia EFE. “Se requería una respuesta contundente para una situación difícil como la que está atravesando España”, defiende el Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, en el Congreso. Él ha sido el encargado de explicar una medida sobre la que el Presidente no admite réplicas en la Cámara, ya que no piensa intervenir al menos hasta febrero. Ni en ninguna rueda de prensa, porque tampoco ha comparecido desde que anunciara la composición de su Gobierno el 23 de diciembre.

De hecho, su escasez de transparencia ante las políticas económicas que él mismo ha asumido –eliminando la vicepresidencia que antes existía para ello–, puede estar volviendo a generar riesgos sobre la “confianza” que esperaba infundir, como la vuelta al alza de la prima de riesgo de la deuda española. Ésta ascendió ayer a los 351 puntos después de haber bajado a principios de diciembre a los 291.

Su mayoría absoluta en las Cortes parece que le permite no dar explicaciones. Tampoco si el Decreto viene justificado por un desvío del déficit del 6% al 8% que recae en su mayor parte en las CCAA, mayoritariamente gobernadas por su partido. Ni siquiera tiene que contar con el rechazo de la Generalitat de Catalunya (CiU), quien ha criticado que el Gobierno pretenda imponer ajustes en los presupuestos de las CCAA, pero vota a favor del decreto en Madrid (sumándose a los 197 síes). Prefieren hacer los recortes ellos mismos.

Lo único que parece influir en las decisiones que está tomando el ejecutivo son las elecciones andaluzas, ya convocadas para el 25 de marzo. Si las medidas urgentes y excepcionales de este decreto son sólo “el inicio del inicio”, según dijo la portavoz Soraya Sáenz de Santamaría, es porque lo más importante del ‘secreto a voces’ vendrá después.

No se sabe exactamente si será en Educación, Sanidad, Fomento o Cultura. En la campaña electoral, el PP insistió en que las dos primeras eran intocables, pero las decisiones en muchos de sus Gobiernos autonómicos como los 10 euros que cuesta ahora renovar la tarjeta sanitaria en Baleares o Galicia demuestra lo contrario. Hasta que en marzo no se aclaren los presupuestos, el Gobierno parece estar dispuesto a ir saliendo del paso sin mojarse mucho en el tema, para que Javier Arenas pueda cerrar el ciclo de victorias conservadoras.

Éste ya ha declarado que si consigue llegar a la Junta de Andalucía (como indican todas las encuestas) aplicará el modelo de gestión de sus compañeros de partido fijándose concretamente en Núñez Feijóo, quien le acompañó en un acto esta semana en Mairena del Aljarafe. Pero ni con todas estas pistas se consigue verificar exactamente hacia dónde se va a seguir en la senda de los recortes. Precisamente por eso, porque son sólo pistas. Habrá que esperar al 26 de marzo para saberlo todo, porque de la campaña del PP en Andalucía ya se empieza a adivinar por dónde irá: la fecha propuesta por Griñán, trata de “desviar la atención sobre el gravísimo escándalo de los ERE y la cocaína”, según dice Arenas. Sobre esto no hay secretos.

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