Ellos que saben de crisis y quizá por tanto saber el que más y que el menos tiene entre 2 y 3 rentas. Sin contar los honorarios y dietas. En el día de hoy la ciudadanía gobernada ha tenido acceso a las declaraciones de bienes y rentas de sus gobernantes. Los excelentísimos señores de Madrid, desde el lujo edilicio del Congreso de los Diputados y el Senado son un ejemplo de ahorro.

Sus señorías saben de austeridad. Quizá por tanto saber, el que más y el que menos, en un ejercicio de transparencia del que la ciudadanía debe fiarse, tiene una buena cartera. Tanto los dirigentes del Partido Popular como los del Partido Socialista han sabido hacer sus deberes y acumulan en tiempos de crisis una buena cartera en capital y posesiones.


Nuestros dirigentes gozan de superávit en sus cuentas


Ahora que se abre el melón de las reformas en la Constitución, una modificación muy útil para que la clase política generase confianza en la ciudadanía sería eliminar el Senado: supondría un ahorro importante y una medida de saneamiento del sistema democrático. Como cámara de representación reproduce y escenifica el estéril tira y afloja bipartidista ensayado en el Congreso, dejando escaso margen a la micropolítica. Quizá a sabiendas de su irrelevancia, en la cámara llamada a ser territorial, algunas de sus señorías se muestran perezosos al hacer sus deberes. En el ámbito andaluz podemos destacar la imprescindible labor del senador Antonio Gutiérrez Limones (PSOE). Desde el año 2008 este representante político por Andalucía realizó una pregunta oral y planteó una iniciativa en el Senado; relacionada, además, con las andaluzas Islas Baleares. Es sintomático de la necesidad de introducir modificaciones para hacer administraciones de mayor exigencia a sus integrantes, con clara participación ciudadana y mayor  ‘productividad’ en cuanto a las iniciativas, acciones y proyectos que se defiendan.

Como tuvieron previsión, sus señorías han sabido llenar la despensa. Los candidatos de PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba (984.281 euros y otras propiedades inmobiliarias), y de PP, Mariano Rajoy (597.442 euros más propiedades inmobiliarias) , no son mileuristas. A estas alturas no duda el Estado español de la sabiduría de sus dirigentes cuando hablamos de lo público, pero tampoco se podrá dudar de lo maravillosamente bien que gestionan lo privado: no hay endeudamiento. Aquí triunfan siempre. Nuestros dirigentes gozan de superávit en sus cuentas.

Esto coincide con las imágenes de la Guerra de Libia y la toma de los palacios del dictador Muammar Gadafi  por parte de los rebeldes con el apoyo de las potencias occidentales. La propaganda de atrocidades orquestada en toda guerra ha puesto en evidencia los excesos del recientemente satanizado líder de los pueblos tribales de Libia: palacios con toda clase de lujos para los Gadafi y sus vasallos, laberínticos pasadizos secretos en las venas de la tierra para la huída cuando fuere necesario, búnkers para la resistencia al ataque enemigo…


Occidente no tiene la legitimidad moral para responder con honestidad a los excesos de dictadores como Gadafi

Siendo tan democráticos en España debían sorprender los excesos más cercanos. ¿Vive acaso la familia real española en un piso como la media de la ciudadanía del Estado? ¿Vive el presidente del Gobierno y sus ministros como la media de la ciudadanía? ¿Viven nuestros representantes autonómicos y provinciales libres del exceso a costa de las alicaídas –y con razón- arcas del paternal Estado de los contribuyentes?

Lamentablemente, Occidente no tiene la legitimidad moral para responder con honestidad a los excesos de dictadores como el represor Gadafi. Hasta la Justicia ha quedado subordinada a la ambición de sus dirigentes y a los intereses partidistas. En España los dos partidos mayoritarios, PSOE-PP, nombran a los magistrados y mantienen el Constitucional a su merced bloqueado desde hace años. Pero si de Justicia hablamos hace apenas unos meses que el presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, esculpió el RIP sobre la lápida del Derecho Internacional  al ‘cazar’ y ‘dar muerte’ a su enemigo público número uno, Ossama Bin Laden, sin someterlo a un tribunal. La ONU lejos de pedir explicaciones bendijo la acción reafirmando  una política de echos consumados. Sí, ya lo avanzó su antecesor en la Casa Blanca, George Bush;  ‘justicia infinita’.

Es la doctrina del nuevo orden internacional que se cuece en ‘los fogones de la alta política’ mientras predican y recetan austeridad a sus gobernados. Es ‘lo justo’.  Si usted es de los de abajo tiene ‘pan para hoy y hambre para mañana’, si es de los de arriba ha llenado ya su alacena por si vienen los años de las vacas flacas. En caso de imprevistos que sacudan los pilares de su postulado póngase sensible como el mercado financiero, o prepare el convoy como Gadafi.