Se veía venir. Porque ya se sabe que, donde se levantan cuchillos, lo más probable es que rueden cabezas. En la dirección regional del PSOE las armas estaban afiladas desde hace varias semanas y Jerez ha sido el detonante.

Él órdago lo había lanzado el presidente de los socialistas gaditanos, Francisco González Cabaña, a la sazón alcalde de Benalup-Casas Viejas y presidente de la Diputación de Cádiz. En una maniobra fracasada –aunque avalada por el propio vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves-, el líder provincial intentó mover ficha y apartar a la cada vez menos popular alcaldesa de Jerez de la Frontera, Pilar Sánchez, de la carrera de las municipales. En su lugar, Cabaña había tanteado al conocido arquitecto Manuel Ángel González Fustegueras, que incluso habría aceptado la propuesta de competir por la alcaldía de la codiciada segunda capital de Cádiz.

Sin embargo, la operación hizo saltar las alarmas en la dirección regional del partido, a espaldas de la que se habían llevado a cabo los contactos. Era el enésimo envite del presidente de los socialistas gaditanos al ‘jefe’ Griñán, que seguía –y sigue- manteniendo que la mejor opción es no tocar las cosas en Jerez, que bastante calentitas están ya según presagian las encuestas.

Es tan sólo el desencadenante de la hoy anunciada dimisión de Luis Pizarro, pero los antecedentes de las discrepancias entre ambos aparatos del PSOE-A se remontan mucho más atrás en el tiempo. En la herencia de Manuel Chaves y su intento de romper con ella en la que se ha afanado José Antonio Griñán desde que aceptó la presidencia de la Junta. O lo que es lo mismo, en el ‘no’ de Cabaña al líder andaluz para ocupar la secretaría regional de Política Institucional en la nueva Ejecutiva de Griñán tras el Congreso regional que le proclamó como secretario general de los socialistas andaluces en marzo de 2010.

La decisión no era baladí. De aceptar la propuesta del sustituto de Chaves, Cabaña se vería obligado a renunciar a la presidencia de la Diputación, a la Alcaldía de Benalup pero, sobre todo, tendría que dejar la secretaría provincial del partido. Es decir, el ‘sí’ suponía cambiar el poder absoluto en Cádiz por el cuarto puesto en el organigrama del PSOE-A.

Lo cierto es que, con su respuesta, González Cabaña echaba al traste los planes de renovación previstos en la provincia gaditana desde la dirección regional del partido para las municipales de mayo. De hecho, incluso llegó a sonar el nombre de la ex ministra de Igualdad, Bibiana Aído, para hacerse con el timón de la difícil nave gaditana.

Desde entonces, un gesto que fue considerado como una auténtica “traición” –el término lo aportaron algunos militantes tras el congreso de marzo-, las relaciones entre los aparatos regional y provincial del partido no han hecho más que tensarse.

Por eso y, tras la ‘salida de tono’ de Cabaña, la respuesta por parte de la ejecutiva de Griñán era de esperar. Se traduciría en la cesación de sus funciones del delegado del Gobierno en Cádiz, Gabriel Almagro, persona cercana al consejero de Gobernación y Justicia, Luis Pizarro, a su vez, mano derecha en Andalucía durante dos décadas del propio Manuel Chaves.

Sin embargo, y según apuntan fuentes del partido cercanas a Pizarro, éste se habría negado rotundamente a ejecutar la decisión, que finalmente será aprobada mañana en la tradicional reunión de los martes del Consejo de Gobierno.

Con su decisión, Luis Pizarro deja la cartera que tomó en abril de 2009 y abre en el PSOE andaluz un frente cuyo alcance habrá que esperar varios meses para medir pero que, de momento, se traducirá en la cuarta crisis de gobierno de José Antonio Griñán en apenas dos años.

Antonio Campos

Subdirector y Redactor Jefe de Sevilla Actualidad

antonio.campos@sevillaactualidad.com  //   twitter.com/antonioj_campos

www.SevillaActualidad.com

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...