Recreación virtual del diseño original del anfiteatro de Itálica, en Santiponce

La estampa de la arqueología, en el siglo XXI, va más allá de la figura del arqueólogo que desentierra piezas en un terreno sufriendo las inclemencias del tiempo. Va más allá de las salas de museo llenas de vitrinas con obras de arte. La estampa de la arqueología, hoy, tiene además color tecnológico.
{jathumbnail off} A.I. Así lo ven los investigadores del CIDAV, el Centro de Investigación y Desarrollo de Arqueología Virtual ubicado en La Rinconada, que lleva funcionando desde 2007. José Manuel Rodríguez Hidalgo, que coordina la parte arqueológica, María Fernanda Morón, responsable de museología, y Alfredo Grande, coordinador de la parte virtual, son los padres de la criatura. “Al principio, los arqueólogos e historiadores nos escuchaban con escepticismo. Ahora ya no. – explica Alfredo Grande- Hemos abierto una nueva veta de investigación”.

Una de las claves de su trabajo está en lo que ellos llaman hipótesis virtual. “Primero hacemos un intenso y exhaustivo trabajo de investigación y documentación visitando la zona del hallazgo y estudiando todas las teorías desarrolladas por profesores universitarios desde una perspectiva multidisciplinar: contamos especialmente con la ayuda de arqueólogos, historiadores y entre otros de paleogeógrafos, topógrafos o infógrafos que aportan sus conocimientos. -asegura Grande- A partir de esa labor de documentación, elaboramos una propuesta que es la hipótesis virtual y cuando ya tenemos una idea morfológica, empezamos a hablar de los materiales usados en la época”. Después le añaden luz y ambiente. “Trabajamos la topografía por fotorrealismo. Luchamos contra la frialdad de lo virtual, porque el arte, en este caso, también dignifica”.

“No es una mera reproducción, como algunos creen -insiste- la virtualidad resuelve cuestiones teóricas”. Y pone un ejemplo: “Un equipo alemán que llevaba trabajando 30 años sobre unas techumbres de las ruinas romanas de Manigua (Sevilla) ha visto tiradas por tierra sus hipótesis porque, al hacer la reconstrucción virtual, hemos comprobado que sus estudios eran incorrectos, que no se podía levantar la techumbre como ellos afirmaban”.

María Fernanda Morón, profesora y conservadora del patrimonio de la Universidad Hispalense, describe la arqueología virtual como un instrumento de investigación que “en ocasiones, porque se visualiza, consigue el consenso de todos los estudiosos de un tema”. Además, “aunque la experiencia de verlo en vivo es insustituible, la digitalización de un objeto permite además de imaginarlo, preservarlo, porque no se interviene la pieza original”. Sin embargo, los expertos del CIDAV quieren ir más allá de la mera preservación: “Queremos aportar todo aquello que no ofrece la realidad. La virtualidad nos da la posibilidad de contextualizar una pieza, tiene utilidades claramente didácticas, creativas y científicas. Puede incluso convertirse en plató virtual. Ofrecemos una fotografía instantánea de un momento concreto de la historia con un alto grado de certeza”.

Un viaje a la historia del Guadalquivir

El CIDAV está embarcado en la actualidad en la presentación de tres proyectos europeos. Sin embargo, su proyecto más ambicioso y singular ya está en marcha. De hecho, fue el germen del Centro. Se trata del Museo de las Culturas del Guadalquivir, un museo totalmente on line y virtual que permitirá un viaje en el tiempo por la riberas de este río desde los orígenes hasta el año 1.000 d. C y que estará listo para el 2012.

El CIDAV, en La Rinconada, es un referente de la arqueología virtual en la actualidad

“En todo el mundo no hay una definición clara de lo que es un museo virtual y hasta ahora no he visto ningún museo que tenga un componente claramente virtual”, asegura Morón. Ellos, al menos tienen claro lo que no es: “No es sólo un paseo virtual, ni pretende sustituir la experiencia estética de ver una obra. No es un museo de reproducciones”. Y parece que también saben qué quieren que sea: “Queremos que, además de todo lo anterior, sea un auténtico aparato de investigación hasta el punto de ofrecer la posibilidad de estudio sobre una pieza a los investigadores sin estar in situ. Queremos ofrecer lo que no da la realidad”, sentencia Grande. “Queremos que el museo sea algo abierto y dinámico, que tenga un espacio de saber enciclopédico compartido que pase por unos protocolos de verificación y rigor”.

En el caso del Museo de las Culturas será un museo que reunirá el Patrimonio cultural, en el más amplio sentido de la palabra, para ofrecer instantáneas de la prehistoria, del año 1.000 a. C con los Tartesos, de la Roma del s.II d.C. y de la Edad Media en el 1.000 d. C. “Para la época romana, que es la que tenemos más trabajada, hemos recreado cómo era la desembocadura del Gualdalquivir entonces, que no era tal sino un enorme lago, el Ligustino, cuyas orillas llegaban al Aljarafe. No hemos querido perder detalle y hemos estudiado flora, fauna, cartografía o evolución, proporcionando la posibilidad de “volar” sobre la zona”. “Estamos trabajando sobre Córdoba, Híspalis, Itálica, Oripe, Caura, o Manigua, y también levantando virtualmente casas genéricas como factorías de aceite, salazón de atunes o yacimientos mineros”.

La labor es exhaustiva y larga. “Por ejemplo, para realizar un “render”, es decir, cargar todos los datos obtenidos de una imagen en un programa y procesarlos, nuestros 30 ordenadores pueden estar mes y medio”, explican.

Y no podrían llevarla a cabo sin “la generosidad de muchos investigadores que nos ofrecen sus descubrimientos y sus hipótesis de trabajo”. “Para ellos es emocionante poder ver aquello que estudian”, comenta Grande. “Los estudiosos perciben que hay un camino en la investigación arqueológica que pasa por sus buenas relaciones con la tecnología”, y saben ya que la estampa de la nueva arqueología está cambiando de color.

Una formación que “no existe”

El Cidav, además de desarrollar proyectos, está impartiendo el único curso sobre Arqueología Virtual (una formación que “no existía hasta ahora”) que hay en España para licenciados en Historia del Arte, Bellas Artes, Arquitectura o Comunicación Audiovisual. Están estudiando la posibilidad de ampliar la oferta docente con una asignatura optativa sobre Arqueología Virtual en la Universidad de Sevilla y trabajan en un futuro Máster con la Hispalense y la Universidad de Castilla La Mancha para el que contarán con la colaboración de grupos de investigación europeos. Además organiza el Congreso Internacional Arqueológica 2.0 en cuya edición de 2010 contaron con la presencia de 80 ponentes de todo el mundo y con representación de 20 países, aunando el interés de empresas e investigadores. “Es evidente que hay inquietud con el tema y nosotros somos pioneros”, aseguran.

La Carta de Sevilla

Desde la Sociedad Española de Arqueología Virtual, presidida por Alfredo Grande, y con la colaboración del Foro Internacional de Arqueología Virtual fundado en Sevilla se está elaborando la llamada Carta de Sevilla. Inspirada en la London Charter de la UNESCO, este será un documento específico que reúna los principios básicos que regulen esta nueva disciplina, un refrendo de calidad que asegure el rigor en la práctica concreta de la Arqueología Virtual. “El borrador ya está listo –comenta Grande- y ya está licenciado el equipo de 54 personalidades de 19 países que lo apoyarán. Pensamos que para 2011 puede estar terminada y aprobada”.

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Licenciado en Periodismo y Máster en Sociedad, Administración y Política, puso en marcha el 'Proyecto Deguadaíra', germen de Sevilla Actualidad. Ha pasado por El Correo de Andalucía, Radio Sevilla-Cadena...