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Cuando apenas quedan horas para que concluya el año, muchas personas estarán con los preparativos para una noche singular.

En nuestro país es costumbre que las familias y amigos se reúnan para tomar una comida, que suele ser copiosa, en las horas previas a que suenen las campanadas que anuncian el nuevo año. Sin embargo, a la hora de preparar estos festines, rara vez se tiene en cuenta el apetito real de los comensales, primando el interés por quedar bien con ellos.

El hecho de no ajustar la cantidad de comida que se prepara al consumo que harán los participantes en la cena provoca que la noche de Fin de Año sea una en las que más comida se tira.

Por este motivo, la Federación Andaluza de Consumidores y Amas de Casa, AL-ANDALUS, recuerda que el desperdicio de alimentos es un problema en nuestros días que tiene graves consecuencias de índole económica, social y medioambiental, tal como viene difundiendo a través de la campaña que está desarrollando en colaboración con la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía para promover un consumo responsable y eficiente de los alimentos.

En este sentido para evitar el desperdicio de alimentos en fin de año recomienda planificar el menú teniendo en cuenta las características y el número de comensales; antes de comprar, revisar lo que se tiene almacenado; hacer la compra ateniéndose a una lista que se hará previamente; y evitar adquirir alimentos innecesarios.

Asimismo, se recomienda también apostar por los productos de temporada; leer la fecha de caducidad o consumo preferente antes de comprar; utilizar los alimentos que tengan menos periodo de vida; tener en cuenta las condiciones de uso y conservación; no descartar una hortaliza o fruta porque presente un aspecto poco estético ya que, esto no supone un riesgo para la salud; y aprovechar frutas y hortalizas para hacer bases de caldo, macedonias, batidos, compotas…

Finalmente, se aconseja también tener en cuenta que los alimentos alargan su vida mediante la congelación y el cocinado; a la hora de cocinar tener en cuenta el número de comensales; servir raciones pequeñas, pues vale más repetir que tirar; y aprovechar la comida sobrante, congelándola o haciendo en los días siguientes distintos platos (púdines, cremas y purés, croquetas y rellenos).

Si se cena fuera de casa, si se va a un buffet libre evitar comer con los ojos; si no se tiene mucho apetito, pedir que le sirvan una cantidad más pequeña; si sobra comida, llevársela a casa o puede pedir que la preparen para llevar; y si sirven productos extra (pan, picos, tapas, aperitivos) que no se van a consumir, pedir que los retiren, ya que si permanecen en la mesa, cuando los recojan los tirarán.