La Navidad tiene muchos símbolos: villancicos, regalos, luces, belenes, árboles… y los sabrosos dulces. Pero los turrones, mazapanes y polvorones ya no son lo que eran, porque su elaboración ya no es la que era. Nacen los turrones y mazapanes ‘fast food’.    

María Robert/Sevilla Actualidad. No es nada nuevo el descenso en la calidad de los alimentos que consumimos diariamente. No obstante, todavía al pensar en la repostería tradicional de estas fechas nos imaginamos productos artesanales y hechos con productos de calidad. Aunque la realidad es bien distinta, porque la progresiva desaparición de los frutos secos autóctonos baja la calidad de los dulces en la misma proporción.

La almendra propia del arco mediterráneo, la marcota, es la que lleva utilizándose muchos años para hacer nuestra tradición repostera y gastronómica. Pero 600 años después parecen estar en peligro de extinción. Se ha abierto la puerta a los productos elaborados con almendras foráneas, sobre todo procedentes de California, cuyas importaciones a España se han incrementado un 185%.

Según los estudios, la almendra española posee unas calidades muy superiores a la estadounidense y es más apreciada en los mercados internacionales. Sin embargo, al ser California quién marca las cotizaciones a nivel mundial, presiona los precios de nuestras almendras a la baja. La fortaleza del euro frente al dólar agudiza la situación y consolida precios por debajo de costes.

En estos momentos,  el sector productor de frutos secos se encuentra inmerso en una grave crisis de precios, 0,81€/kg frente a 1,45€/Kg en 2005 (-44%), situación que hace peligrar la supervivencia del cultivo. “Con estos precios es difícil cubrir los gastos de recolección y mantener los trabajos de mantenimiento de los árboles durante el resto del año, de ahí que se opte por el progresivo deterioro de las fincas y, finalmente, por el abandono del cultivo”, ha señalado Juan Antonio García, responsable del sector de frutos secos de COAG Andalucía. 

Las ventajas de los frutos secos no están sólo en la gastronomía. También protegen la corteza terrestre, frenan la desertización, actúan como cortafuegos, retienen población en zonas rurales y mantienen el paisaje histórico. El responsable del sector de frutos secos de COAG Andalucía anima a las Administraciones a que «asuman su responsabilidad y velen por este patrimonio agrario, histórico y cultural. En estos tiempos en los que el criterio de rentabilidad económica se impone en terrenos impropios, hay que recordar que la rentabilidad no ha de ser un criterio únicamente economicista; nuestro medio ambiente, nuestros pueblos, nuestros paisajes, nuestras tradiciones y nuestra gastronomía son muy rentables para la sociedad, aunque los números no lo entiendan».

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