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La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ha recordado que la piel del adulto mayor es más frágil, seca y menos elástica, lo cual facilita la aparición de infecciones y de otros tipos de lesiones, como tumores y lesiones por exposición solar.

El factor más importante y determinante para el envejecimiento cutáneo es la exposición al sol, por lo tanto el uso de fotoprotectores es imprescindible en esta época estival. El factor mínimo de protección debe ser 15 para la población general, pero en los mayores debe ser, al menos, 25.

El envejecimiento cutáneo es un proceso ineludible e inevitable y que está genéticamente determinado; ahora bien, también sabemos que es modulable, y que la exposición a una serie de elementos lo acelera. De todos ellos, el factor más importante y determinante para el envejecimiento cutáneo es la exposición al sol, debido a las radiaciones ultravioleta. Esto define el fenómeno del “fotoenvejecimiento”, que expresa el conjunto de cambios que se producen a nivel cutáneo, como consecuencia de la exposición crónica y repetida a la luz solar, o a las fuentes artificiales de luz ultravioleta, como las cabinas de broncea

Las arrugas se forman parte del paso del tiempo, pero no es lo único que le ocurre a la piel en la que, a medida que avanzan los años, se producen unos cambios progresivos, que, según ha explicado el Dr. Primitivo Ramos, secretario general de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, “van determinando el envejecimiento cutáneo. Estos cambios incluyen : la atrofia de sus capas (epidermis, dermis e hipodermis), la disminución de las células epidérmicas, de los melanocitos (células que contienen el pigmento que da color a la piel), de sus células de defensa, de su vascularización, de la secreción de las glándulas sudoríparas y una pérdida de su elasticidad. Todo esto tiene como consecuencia una piel delgada, pálida, fría, con arrugas, seca, con más facilidad para sufrir picor, flácida, frágil y con una cicatrización lenta y una mayor frecuencia de infecciones”.

El sol en pequeñas dosis

Los efectos del sol sobre el organismo son variables, constituyendo un hábito saludable, sólo cuando se toma con moderación, por los efectos beneficiosos en la absorción de la vitamina D que, según ha explicado el Dr. Primitivo Ramos, “resulta esencial para el metabolismo del calcio y fósforo del hueso, y por tanto para la prevención de la osteoporosis; así como para la prevención de las enfermedades coronarias, y también se relaciona con una mejora del estado anímico, evitando la depresión”. Se considera saludable tomar el sol durante no más de 15 minutos al día y a horas de baja insolación, antes de las 10 de la mañana o después de las 7 de la tarde. A efectos de la vitamina D basta con la exposición de las piernas.

Por el contrario, cuando se toma en exceso, se convierte en un hábito nocivo o tóxico, especialmente en determinados tipos de piel que son más sensibles. Además del envejecimiento de la piel.

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