joaquin-ferrera-200717

El ciberacoso sexual, podemos conceptualizarlo como la persecución de una persona a otra, a través de mensajes, fotografías o videos de carácter sexual. El abuso sexual se realiza a través de las nuevas tecnologías, no de forma directa.

El ciberacosador@ sexual puede acceder a ese material privado (fotografías, videos, etc.), a través de Internet (en páginas webs, redes sociales), a través de la víctima en un contacto previo; o a través del entorno cercano de la víctima.

¿Qué busca el ciberacosador@ sexual?

El ciberacosador, puede tener varias intenciones por las que realiza esa instigación a la víctima.

En primer lugar, puede pretender abusar sexualmente de la víctima, de forma directa (beneficios sexuales). Otro objetivo puede ser conseguir una explotación pornográfica para uso privado.

Otra cuestión, bastante cruenta, es la explotación pornográfica de las imágenes o videos para redes pedófilas, y comerciar con ese material. Esta situación, podemos verla con cierta frecuencia. Recientemente se están descubriendo importantes redes de pedofilia, con pocos escrúpulos a la hora de intercambiar, y comercializar este tipo de contenidos.

Finalmente, puede darse una extorsión económica o cualquier otro tipo de coacción a la víctima, si no se accede a las exigencias de ciberacosador.

El ciberacoso sexual puede dilatarse en el tiempo o puede realizarse de forma puntual; puede realizarse por un desconocido o por una persona conocida (la situación más habitual es la que se da después de una ruptura sentimental).

Hay que diferenciar entre el ciberacoso sexual y el grooming. En el grooming, la víctima siempre es un menor; es decir, es la actividad mediante la que un adulto (pedófilo) acosa sexualmente a un menor. Sin embargo, el ciberacoso sexual se da entre adultos.

¿Cómo actúa el ciberacosador?

El ciberacoso sexual, puede llevarse a cabo mediante diferentes estrategias. Recordemos, que los medios usados para el acoso son las tecnologías (redes sociales, teléfono, etc.).

Una de las técnicas usadas por el ciberacosador, es el envío de mensajes con un lenguaje amenazante. También, algo muy común, es publicar fotos, videos,…, para dañar la reputación de la víctima. El envío de imágenes o vídeos comprometidos, o de carácter sexual, a personas del entorno de la víctima, terminará por vulnerar de forma importante la privacidad y la autoestima de la persona acosada.

El ciberacoso sexual continuado, tiene como objetivo producir miedo, y coaccionar a la víctima para que acceda a los chantajes y pretensiones del acosador.

¿Qué hacer si estamos siendo víctimas de ciberacoso sexual?

En primer lugar, debemos solicitar ayuda a alguien de nuestro entorno (familiar, pareja, amigo, etc.). No podemos guardar silencio ante esta situación, ya que se cronificará y terminará repercutiéndonos muy negativamente.

Otra cuestión que tenemos que tener en cuenta es que tenemos que denunciar esta situación. No podemos acceder a los chantajes del ciberacosador.

Para denunciar, es importante que nunca borremos los mensajes u otro material que el ciberacosador nos envíe como amenaza. Será una prueba de inestimable valor ante un posible proceso judicial.

Si el ciberacoso ha permanecido durante cierto tiempo, posiblemente la víctima tiene claramente una afectación psicológica importante. Es importante, que en cuanto antes se solicite ayuda a un@ psicólog@ para que ayude a gestionar emocionalmente el proceso por el que se ha atravesado.

Finalmente, hay que recordar que debemos extremar las precauciones a la hora de compartir nuestro material privado en las redes sociales. Hay que discernir bien a quién le damos nuestros datos personales. No sabemos quien es o qué intenciones tiene aquella persona que hay al otro lado.

Joaquín Ferrera

Psicólogo-Sexólogo

www.joaquinferrerapsicologo.com