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Desde épocas antiguas, el ser humano ha intentado mejorar su vida sexual a través de productos o alimentos a los cuales se les ha otorgado propiedades capaces de estimular el deseo sexual. A estos productos se les conoce como afrodisíacos.

Muchos han sido los debates y estudios que han girado en torno a la eficacia real de estos afrodisíacos en la satisfacción sexual de las personas. Sobre todo, se ha estudiado su efecto, en la fase de deseo sexual.

Hay que recordar, que la primera fase de la respuesta sexual humana, es precisamente la del deseo sexual. Si no existe deseo sexual, difícilmente vaya a haber relaciones sexuales o si las hay, seguramente no sean muy satisfactorias.

Algunos datos han apuntado a que efectivamente, el consumo regular de alimentos o productos con propiedades afrodisíacas, pueden ayudar al deseo sexual. Por el contrario, otros estudios afirman que no existe un incremento significativo de la libido con la ingesta de afrodisíacos.

Entonces ¿sirven o no sirven los afrodisíacos? Pues bien, parece ser que existen alimentos, plantas y preparados naturales que sí que ayudan a mejorar el deseo y vida sexual de hombres y mujeres. Esto no significa que funcionen como pócima mágica, siempre es necesario que funcione el componente psicológico para que exista satisfacción sexual.

Algunos productos naturales a los que se les ha otorgado propiedades afrodisíacas son: Ginseng, Maca, Ginkgo, chocolate, café; etc. Actualmente, existen a la venta preparados con una mezcla de plantas con propiedades que influyen en el deseo sexual. Suelen ser productos de venta libre (herboristerías, parafarmacias, etc.) y no necesitan receta.

Lo que sí está científicamente demostrado es que las vitaminas A, D, E y minerales como zinc, litio, potasio, fósforo, calcio y hierro actúan como antioxidantes. Por tanto, facilitan la activación y estimulación, factores muy unidos al deseo sexual.

Como psicólogo-sexólogo entiendo que el órgano sexual más importante del cuerpo es el cerebro, y no los genitales como se nos han hecho creer desde siempre. Si aprendemos a estimular nuestro cerebro, nuestra vida sexual mejorará. Para llevar a cabo esta estimulación, debemos entrenar nuestra capacidad erótica.

Para llevar a cabo todo esto, necesitamos mejorar nuestra creatividad. Existen muchos instrumentos que pueden ayudarnos. Leer lectura erótica, darnos un masaje sensual, susurrar palabras sensuales pueden ser condimentos perfectos para estimular tanto el deseo como la excitación sexual.

En mi consulta de sexología en Sevilla, suelo recomendar un afrodisíaco que nunca falla. Se trata de las fantasías sexuales. Promover y entrenar nuestro cerebro en este tipo de pensamientos eróticos, suele ser la clave para estimular nuestro deseo sexual.
En definitiva, los afrodisíacos pueden servirnos de ayuda para estimular nuestro deseo y la satisfacción sexual, pero no por sí solos. Es necesario, luchar para tener una buena salud, a través del ejercicio físico, y la eliminación de los factores que nos provocan estrés.

No nos olvidemos que nuestra imaginación, las fantasías eróticas que generemos, una lectura erótica, un juego previo con tu pareja,…, son los afrodisíacos más potentes.

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