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La Feria de Abril de Sevilla es célebre en todo el mundo. Cada primavera los sevillanos repetimos un ritual que se celebró por primera vez en abril de 1847. Lo que comenzó siendo un mercado de ganado es en la actualidad uno de los pilares de la identidad cultural de la capital de Andalucía.

Un catalán y un vasco, Narciso Bonaplata y José María de Ybarra, fueron los responsables de que Sevilla tuviera su feria. Se instaló en el Prado de San Sebastián, lugar en el que permaneció hasta que se trasladara a su ubicación actual en el barrio de Los Remedios en 1973. El recinto pronto pasó a llamarse “El Real” de la Feria. Existen distintas teorías acerca del origen de este término. La primera haría referencia a la propiedad Real de los terrenos del Prado, que desde la época de Fernando III el Santo fueron cedidos por la Corona a la ciudad. La segunda al nombre de la moneda “un real” que los cocheros te cobraban para llevarte a la Feria.

En 1848, cuando todavía duraba solamente tres días, la feria coincidió con el lunes, martes y miércoles santo. En la actualidad, las dos principales fiestas de la ciudad suelen estar separadas por dos semanas.

No hay Feria de Abril sin portada. La Portada es la puerta de la feria, una estructura efímera que cambia cada año. Las primeras ferias de abril se celebrarían junto a la antigua muralla que rodeaba Sevilla, al lado de la Puerta de San Fernando, que en esos días actuaba como de entrada al recinto. Cuando la puerta desaparece en 1868 se construye en el lugar una estructura de hierro llamada “La Pasarela” que permanecería hasta 1921.

La feria tiene su origen en un mercado de ganado. Los comerciantes de ganado de las afueras venían esos días a la capital a vender su mercancía. Para poder dormir junto a los animales y evitar robos construían casetas donde se alojaban. Cuando un cliente venía se le daba vino y comida para intentar facilitar el trato. El éxito del acuerdo se celebraba con vino, cante y baile convirtiéndose en una jornada festiva. Hoy en día ya no hay mercado de ganado, pero muchas de estas costumbres se repiten.

Los compradores acudían a las casetas acompañados de sus esposas que pronto comenzaron a imitar el exotismo de los vestidos de las comerciantes de ganado, muchas de ellas de etnia gitana. Éste es el origen del traje de gitana o de flamenca, del que se ha repetido hasta la saciedad que es el único traje regional que cambia con la moda.

La primera noche de la feria, el lunes, existe la tradición de comer “pescaito frito”. ¿Por qué este menú? El lunes es precisamente el día en el que las pescaderías no tenían género fresco, porque los marineros no salen a faenar en domingo. Por eso los comerciantes de ganado adquirían el pescado de hacía tres días, mucho más barato, y lo freían con aceite para evitar el mal sabor.

Historiador y Periodista. Cuando era pequeño se dio cuenta de que lo suyo era contar historias. Le da igual si sucedieron en otro siglo o hace cinco minutos. En Sevilla le enseñaron a amar el mito, en...