Campanario de la Giralda / SA

Cuando este jueves 28 de junio exhale por última vez y el reloj marque la medianoche, Sevilla vivirá uno de esos momentos mágicos que la hacen única y que ya comienzan a escasear. Con el fin de junio llega San Pedro y con él las lágrimas de la Giralda.

Tres pares de músicos pregonarán con una pieza corta el inicio de este evento mágico y clavado en el tiempo, que estuvo a punto de perderse. Los seis integrantes de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Sol la interpretarán en tres ocasiones, por las tres negaciones del apóstol, desde lo más alto del campanario y hacia todas las direcciones. En primer lugar las notas musicales irán enfocadas a la zona donde se encuentra el Real Alcázar, a continuación mirarán hasta el Aljarafe, en tercer lugar hacia la Plaza Virgen de los Reyes para terminar tocando al Noroeste, en dirección a la calle Alemanes. La mañana del viernes también tocarán desde el campanario a las 9:30 horas y a mediodía coincidiendo con el «Angelus».

Mientras que los clarines suenan el cuerpo de alabardero realizan la guardia en la Puerta de los Palos de la Catedral para que más tarde, todos juntos, visiten la Capilla Real y rindan pleitesía a la Virgen de los Reyes. Se trata de una tradición recuperada hace ahora 32 años. La primitiva se remonta al siglo XV.

La historia de la recuperación, mil veces narrada por las calles de la capital, tiene cuatro protagonistas. Un periodista (Antonio Burgos), un hostelero (Rogelio Gómez), el canónigo de la Catedral (Federico Pérez Estudillo) y el director de la Banda del Sol (Eusebio Álvarez Ossorio). En 1984 comenzarían a maquinar lo que en 1986 comenzaría, de nuevo, a tener peso en las tradiciones de la ciudad.

El origen de este evento se debe, como su nombre indica «Lagrimas de San Pedro», a la festividad de San Pedro. En la Biblia se narra como, tras negar tres veces a Jesucristo y el canto del gallo, lloró amargamente en el patio de la casa de Caifás. Por su onomástica se le recuerda de esta forma. Del toque de clarines, las primeras constancia que se tienen llegan desde la Reconquista. Por aquel entonces, cuando el Infante Don Fernando consiguió la conquista de Antequera «mando que se hicieran grandes regocijos y repiques y luminarias como la noche de San Pedro».

Nació en Las Cabezas de San Juan y desde pequeño se apasionó por el mundo de la comunicación. Su experiencia laboral ha estado ligada al mundo de la radio y de la información deportiva.