Sevilla cuenta desde este viernes con una nueva zona verde y de recreo. Tras más de un año de retraso en su apertura, la peculiaridad del Parque Magallanes (su verdadero nombre es Parque Fluvial Fernando de Magallanes) es su cercanía al río Guadalquivir. Con una superficie de 40.000 metros cuadrados, forma parte del conjunto de la Torre Sevilla, complejo propiedad de la entidad bancaria CaixaBank y gestionado por su filial Puerto Triana, del que sólo falta por inaugurar su zona comercial, previsto para este año.
Situado frente al rascacielos, entre el pabellón de la Navegación, el puente del Cachorro y la lámina del río, ha sido diseñado por el arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra, artífice también del centro cultural CaixaFórum, situado en el extremo norte del complejo. Los 40.000 metros cuadrados del parque incluyen zonas de paseo, una gran pérgola metálica de 300 metros de longitud y el Centro de Actividades Náuticas Triana del Instituto Municipal de Deportes, un espacio para la práctica de remo y piragüismo. En conjunto, en la obra del parque fluvial CaixaBank ha invertido 3,8 millones de euros.
La lluvia, que hizo acto de presencia durante la mañana, deslució la esperada inauguración del parque y obligó a hacer la primera parte de su presentación en una de las plantas de Torre Sevilla. El paseo por sus zonas verdes tuvo que esperar. A la cita acudieron el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, junto al director territorial de CaixaBank en Andalucía Occidental, Rafael Herrador, y el administrador de Puerto Triana, Antonio Cayuela. También estuvieron presentes varios miembros de la Iniciativa Ciudadana 2019-2022, que fueron los que pidieron bautizar a la zona como Parque Fluvial Fernando de Magallanes por su vinculación con el Pabellón de la Navegación y porque a escasos kilómetros de la zona partió la flota magallánica.
Todos destacaron la zona estratégica de este nuevo «pulmón verde para la ciudad». Así, el alcalde hispalense subrayó que el Parque Magallanes se sitúa a las puertas del Parque Científico Tecnológico (PCT) Cartuja, contribuyendo así «a gestar un ecosistema idóneo para atraer más inversión, puesto que combina empresa, innovación, universidad, cultura, medio ambiente, deporte y ocio saludable. Es la imagen internacional que queremos para nuestra ciudad”, indicó. «Sevilla -continuó- cuenta desde hoy con un nuevo pulmón verde en una zona de expansión empresarial, cultural y deportiva, que genera además un recorrido peatonal y ciclista entre Triana y el Parque del Alamillo, abriendo aún más el río a la ciudad y la ciudad al río”.
De su parte, Rafael Herrador incidió en la recuperación de este paseo junto al río Guadalquivir. «Con el nuevo parque la ciudad gana un nuevo espacio de encuentro al aire libre, junto a la Torre Sevilla. Un conjunto arquitectónico que ya aglutina diferentes usos como el empresarial y turístico del rascacielos, el cultural con CaixaForum Sevilla; el comercial y social, con la moda, cultura y gastronomía del Centro Comercial, y el natural, con el parque que hoy inauguramos”.
CaixaBank se hará cargo de la gestión y mantenimiento del nuevo parque
A pesar de estar en suelo público y por tanto, ser de propiedad municipal, (está dentro del plan parcial que incluye a la torre y los edificios podios, pabellón de la Navegación y suelo municipal para la Gerencia de Urbanismo), la gestión y mantenimiento del parque correrán a cuenta de la sociedad Puerto Triana, promotora de CaixaBank, que asumirá las tareas de limpieza, jardinería, riego y seguridad del recinto. CaixaBank ha invertido 3,8 millones en la construcción y el vallado del parque. El horario de la nueva zona verde, algo limitado, estará abierto al público de lunes a domingo, de 07.00 a 22.00 horas en horario de verano, y de 08.00 a 20.00 durante el invierno.
Diseño del parque
Diseñado por el arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra, una de las piezas claves e innovadoras de este proyecto ha sido el sistema de drenaje sostenible que potencia la infiltración del agua al subsuelo. Además, en todo el pavimento se utiliza un hormigón poroso que incrementa la permeabilidad del agua al terreno mejorando la evacuación del agua pluvial y su aprovechamiento como un riego natural para el parque.
Asimismo, el diseño de este nuevo espacio verde responde a los criterios de paisajismo y sostenibilidad medioambientales más exigentes, al haber respetado los más de 200 árboles existentes, e incrementar la superficie verde con otras 190 unidades más.
Otro de sus atractivos es el de sus paseos cubiertos con una pérgola de casi 300 metros de longitud y 15 metros de ancho, con plantas enredaderas que permitirán dar sombra. Su edificación supuso la demolición de elementos de la Expo’92, salvándose sólo dos farolas veleta de la época.
