Profesionales del Valme / SA

Una veintena de recién nacidos se benefician en el Hospital de Valme de la resonancia magnética sin sedación. Esta innovación permite aumentar la seguridad en pacientes muy vulnerables gracias al trabajo coordinado de la unidades de Neonatología y Diagnóstico por la Imagen.

Desde que hace un año el Hospital Universitario de Valme ampliara su cartera de servicios mediante la puesta en marcha de la resonancia magnética sin sedación para los recién nacidos, ya se han beneficiado de esta mejora una veintena de neonatos. A través de esta iniciativa, se ha incrementado la seguridad en un colectivo de pacientes tan vulnerable con resultados clínicos muy satisfactorios: consecución de imágenes radiológicas de calidad, similares a las realizadas con sedación, lo cual ha permitido dar respuesta al diagnóstico solicitado evitando la administración de fármacos.

Esta aportación ha sido fruto del trabajo coordinado y en equipo de dos unidades clínicas del Hospital Universitario de Valme: Pediatría y Radiodiagnóstico. Para ello, se ha articulado un protocolo consensuado por ambas.

Los criterios de inclusión establecidos son los siguientes: neonatos con peso superior a 2000 gramos y edad inferior a tres meses, que tengan indicación de resonancia magnética craneal, en situación estable y sin soporte respiratorio. Por su parte, las patologías susceptibles de ser evaluadas son básicamente de origen neurológico e incluyen recién nacidos afectos de asfixia perinatal, encefalopatía hipóxica isquémica, hemorragias intracraneales y dilataciones de ventrículos cerebrales.

En caso de recién nacidos inestables con soporte respiratorio o bien en situaciones de urgencia, la realización de la resonancia magnética se haría de la forma convencional con sedación.

Según el coordinador de la Unidad de Neonatología, Javier Casanovas, y el director de la Unidad de Gestión Clínica de Diagnóstico por la Imagen, Rafael Aznar, “la principal aportación de la resonancia magnética sin sedación en el recién nacido es el aumento de seguridad en pacientes vulnerables, aportando esta iniciativa como valor añadido el evitar la exposición del paciente a los riesgos asociados a la medicación sedante-anestésica y evitando la necesidad de un tiempo de monitorización postanestésica del paciente tras la prueba”.

 Colchón de vacío para asegurar la inmovilización

Para la realización de esta prueba se han pautado dos días a la semana (martes y viernes) y a primera hora de la mañana, estimándose en torno a 40 minutos el tiempo de exploración en la sala de resonancia magnética. Los preparativos se realizan en la Unidad de Neonatología, aprovechándose para la ejecución el `estado posprandial´ del lactante (técnica de comer y dormir). Posteriormente, se procede a trasladar al recién nacido, convenientemente monitorizado, hasta las instalaciones de la Unidad de Diagnóstico por la Imagen.

Durante todo el procedimiento están presentes tanto un neonatólogo como un enfermero neonatal. Por su parte, del servicio clínico de Radiodiagnóstico, donde se desarrolla la prueba, participan un radiólogo, un enfermero y un técnico de rayos. Asimismo, se invita a los padres a acompañar al recién nacido durante todo el proceso, desde que sale de Neonatología hasta la entrada de la sala de resonancia magnética.

El procedimiento se basa fundamentalmente en el uso de un colchón de vacío para asegurar la inmovilización del recién nacido durante la prueba. Para garantizar la máxima seguridad durante la realización de la misma, el recién nacido está monitorizado mediante pulsioximetría y se dispone de material de resucitación cardiopulmonar neonatal.

El recién nacido se posiciona en decúbito supino tumbándolo en el colchón de vacío y se coloca la protección auditiva, procurando en todo momento su máximo bienestar y que se quede dormido. Al llegar a la sala de la resonancia, se evacua el aire del interior del colchón de vacío, conectando un sistema de succión al dispositivo. Mientras se hace el vacío, el colchón se ajusta con las manos alrededor de la cabeza y el cuello del recién nacido para que esa zona quede bien inmovilizada durante la realización de la prueba. Al finalizar, se deja que el aire entre nuevamente en el colchón, con lo cual éste pierde su rigidez y el neonato deja de estar inmovilizado para trasladarse de nuevo a la Unidad de Neonatología.