El proyecto incentivado por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, está encabezado por el investigador  de la Universidad Pablo de Olavdie, Juan Marchena. La investigación demuestra el gasto excesivo de la monarquía en construir una Armada para combatir a franceses y británicos. Para después dejar inutilizados muchos de los barcos. Marchena asegura que las arcas que poseía España durante el S.XVIII podían haber contribuido a la construcción de infraestructuras en América.

Sevilla Actualidad. Un equipo de investigadores internacionales, encabezados por el profesor de la Universidad Pablo de Olavide Juan Marchena, ha iniciado un estudio para desentrañar las razones que llevaron a la Real Hacienda española a la gestión ineficaz del dinero (sobre todo de las Américas) empleado en la construcción de la Real Armada durante los siglos XVII y XVIII.

La investigación, denominada “Apogeo y crisis de la Real Armada. 1750-1820”, analizará desde la construcción naval hasta la vida cotidiana en la Armada española a fines del s. XVIII. Además se estudiarán los cuadernos de bitácora, la formación de las tripulaciones, el estado de los apostaderos en América o la ciencia y técnica

s desarrolladas por la marina española hasta la Guerra de Independencia.

El estudio está financiado por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa con 368.000 euros. Y en él, participa un equipo multidisciplinar encabezado por Juan Marchena, contando con la participación de otros 20 investigadores procedentes de varias universidades internacionales.

Juan Marchena indica que desde 1750 “el mayor gasto de la monarquía fue construir una gran armada capaz de competir con la británica y la francesa”. Lo que supuso junto a la suma destinada al ejército, cerca del 70% del gasto de una monarquía que se encontraba en su mejor momento de bonanza fiscal, según estimaciones del estudio, gracias sobre todo a los ingresos americanos.

Sin embargo, el enorme coste de los barcos retrajo a los distintos ministros de la Marina a movilizar la flota con asiduidad, permaneciendo la mayor parte de su vida amarrada en el puerto. Hecho que se ha conocido a través del análisis de los diferentes cuadernos de bitácoras.

De este análisis se extraen detalles como que mientras hubo barcos que con 30 años de servicio llegaron a navegar sólo 200 días,  hubo unos pocos que fueron sobreexplotados durante la Guerra de Independencia de América, cruzando en muchas ocasiones el Atlántico.

“Cuando se observan las cifras de bajas por año de los barcos te das cuenta de que la inversión realizada por la monarquía no sirvió de gran cosa, y menos si analizas cómo afectó todo esto a la situación que se vivía en la América colonial”, subraya el profesor Marchena. Quien asegura que la monarquía bien pudo invertir la cantidad de dinero conseguida tras un mayúsculo aumento fiscal en  “el desarrollo o construcción de infraestructuras en América”.

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