Los socios, accionistas y/o simpatizantes del Betis comprobamos atónitos cada día cómo se habla más de temas extradeportivos que de lo que pasa sobre el césped. Hay días que a uno le entran ganas de mandar todo a tomar por saco. La bazofia que emponzoña el entorno del Betis desde hace años provoca unas náuseas irrefrenables y el cuerpo a veces pide marcha pero otras, como hoy, lo que pide es olvidarse de todos y que ojalá la vida les devuelva todo el daño que le están haciendo al club.

No voy a entrar en demasiados detalles, todos sabemos de qué va el asunto. Reuniones, retrasos en las Juntas, movimiento de sillitas, cambios de presidente, uno vomitando sandeces y otro memeces aún más gordas, todo es oscurantismo, egos enfermizos y absurdos, peleles aferrándose a un sillón que no les corresponde... Y mientras el Real Betis Balompié desangrándose y acumulando el estiércol que otros depositan. Siempre he pensado que, por encima de todo y de todos, para llevar la nave a buen puerto lo más importante es la transparencia y la honestidad. El ánimo de lucro y de poder es una lacra que corroe a la sociedad y el fútbol es un claro ejemplo de ello. Uno desea creer que hay gente honesta pero cuando se levantan las alfombras lo único que sale es basura.

CONTENIDO EXCLUSIVO

Puedes hacerte socio o registrarte gratis

Si estás registrado o eres socio inicia sesión