Una carroza de la cabalgata/ Fernando Álvarez-Ossorio

Lluvia de caramelos, pero también lluvia sin más. Sevilla se ha engalanado un cinco de enero más para recibir a Sus Majestades de Oriente en la tradicional Cabalgata del Ateneo, eso sí, más corta y acelerada por el temor a las precipitaciones que se preveían durante toda la semana.

No ha cambiado, sin embargo, la salida de las carrozas. A la media hora que el Ateneo de Sevilla decidió adelantar desde el Rectorado de Sevilla se le ha sumado la cadencia habitual de otros años con cielos más despejados con la que el cortejo ha salido a la calle. Así, entre nubarrones y gotas puntuales a lo largo de la tarde que hacían crecer los nervios entre los asistentes, la ciudad ha vivido un año más sus fiestas de Reyes con una cabalgata que solo a últimas horas de la tarde ha hecho patente el paso rápido que el Ateneo anunció para esquivar la franja más crítica, a medida que las precipitaciones se iban haciendo notar en las localidades orientales de la provincia.

La lluvia hizo acto de presencia en la recta final de la cabalgata, cuando la tregua del cielo pareció terminar y las nubes comenzaron a descargar agua sobre un cortejo desmembrado que en el que la Estrella ya regresaba por la calle Palos de la Frontera, mientras que Baltasar se vio sorprendido bordeando Asunción a paso rápido y Melchor hacía lo propio en el Muelle de las Delicias. Para entonces, los paraguas no recogían caramelos sino que protegían a los asistentes de unas precipitaciones cada vez más copiosas.

Una situación que muchos municipios de la provincia optaron por evitar moviendo en los días previos sus respectivas cabalgatas, quedando así la visita de los Reyes diseminada en el tiempo desde algunas localidades en las que aparecieron el jueves, como Alcalá de Guadaíra, hasta en otras por las que no pasarán hasta el domingo, como Morón de la Frontera. No ha sido así en la capital: el Ateneo se mantuvo firme en su decisión de celebrar la cabalgata el día 5 como marca la tradición, intentando esquivar la lluvia adelantando media hora su salida y acelerando el paso para recogerse mucho antes de lo habitual. En los últimos minutos las carrozas permanecieron detenidas y apagadas tras avanzar a marchas forzadas de vuelta al Rectorado, en un fin de fiesta  de una cabalgata a la carrera que la tromba de agua terminó por deslucir.

Nacido en Sevilla en 1997, estudia periodismo en la Universidad de Sevilla, una profesión que cree aún más necesaria que nunca como fuerza transformadora al servicio de la sociedad. Curioso por naturaleza,...