Los acontecimientos que se desarrollaron ayer a raíz del estreno mundial de la película Noche y Día, se centraron en las figuras de sus dos protagonistas, Tom Cruise y Cameron Díaz, que hiceron las delicias de todos los fans que se acercaron a los alrededores de la Catedral por la mañana y al Lope de Vega por la noche. La jornada finalizó con la proyección de la película ante un variopinto patio de butacas al que no tuvo acceso la prensa local.

Pueden ver en el siguiente enlace la galería fotográfica realizada por Laura Rosal para Sevilla Actualidad; pinche aquí.
Jesús Benabat / Antonio Sánchez. La intensa jornada que vivió ayer Sevilla arrancó en una mañana apacible, a eso de las 11, en la Plaza del Triunfo y alrededores de la Catedral, donde centenares de curiosos, turistas, fans de Cruise y periodistas se congregaron para presenciar la recreación de algunas de las escenas más emocionantes de la película que fueron rodadas hace ya algunos meses en la capital hispalense.
Puntualmente y sin previo aviso, dos coches deportivos entraron en la plaza haciendo rechinar las ruedas a una velocidad vertiginosa, precedidos de un Tom Cruise cabalgando una moto de gran cilindrada, melena al viento y cuerpo trabajado por el gimnasio. La histeria colectiva se adueñó del público expectante, que comenzó a corear el nombre del actor estadounidense. Este, con una buena disposición, saludaba al gentío mientras charlaba con miembros del equipo de especialistas y periodistas extranjeros. Los periodistas acreditados de la ciudad, por otro lado, tuvieron que contentarse con una de las esquinas de la plaza, disfrutando de una perspectiva muy similar a la del resto de viandantes, con el sol de cara y hacinados en un espacio muy pequeño.
Las maniobras se repitieron en multitud de ocasiones, convirtiendo el supuesto espectáculo en una acción un tanto anodina y previsible, sólo salvada por el carisma del que hizo gala Cruise, firmando autógrafos y acercándose a sus fans con una sonrisa radiante. No puede decirse lo mismo de su compañera en la película, Cameron Díaz, quien no se bajó del coche que conducía en ningún momento, ejerciendo de chófer para los periodistas estadounidenses, verdaderos protagonistas del acto.
En torno a las 13 horas, Cruise se montó en un coche con cristales tintados y abandonó la Plaza Virgen de los Reyes, a pesar de que la recreación de escenas se debía prolongar hasta las 18 horas.
Ya a la caída de la tarde, el interés se trasladó al Teatro Lope de Vega, donde Cruise tenía previsto firmar autógrafos a partir de las 20 horas, informa Antonio Sánchez.
Tras varias horas esperando detrás de unas vallas y después de que los relaciones públicas de la película anunciaran que  Cruise se iba a sentar en una mesa a firmar autógrafos y a hacerse fotos con todos sus fans, una serie de catastróficas desdichas impidieron la consecución de este plan. Todo el mundo parecía no estar de acuerdo con la disposición que se había tomado y sólo fueron unos pocos elegidos los que tuvieron la oportunidad de compartir objetivo focal con el famoso actor de películas como Misión Imposible, El Último Samurái, Magnolia o Valkyria.
Cuando llegamos al lugar del encuentro, la primera fila ya estaba ocupada por una serie de personas que, valientes ellos, llevaban allí desde las tres y media y las cuatro de la tarde. Esperando bajo un sol de justicia a que dieran las ocho y apareciera por la alfombra roja su ídolo. Entre risas y cánticos jaleados por todas y cada uno de los reporteros de las televisiones internacionales, los fans de Cruise pasaron la tarde lo más amena posible. Varias televisiones estadounidenses; dos orientales y alguna de Europa del Este así como Antena 3, Telecinco, TVE y laSexta, de manera doble. Por un lado, los informativos y por otro la incansable presencia del programa Sé lo que Hicisteis.
Finalmente, cuando iban llegando las ocho de la tarde una serie de ruidos extraños se iban escuchando. Pensando que eran Tom Cruise y Cameron Díaz todo el mundo empezó a coger su cámara y a prepararla para inmortalizar el momento. Pero no. Una manifestación se colocó a las puertas del Teatro Lope de Vega impidiendo el paso a todo vehículo hasta pasadas las 20:25. La decepción iba en aumento. Tom prometió firmar autógrafos y fotografiarse con sus fans de ocho a nueve. Todo el mundo temía que pasara de largo y sólo atendiera a las televisiones que lo estaban esperando ansiosamente.
Pero finalmente, a las nueve y diez de la noche aparecieron en primer lugar James Mangold, que no se detuvo ante los gritos de algunas personas que conocían sus anteriores trabajos como El Tren de las 3:10 o En la Cuerda Floja. Posteriormente, hacía su aparición Tom Cruise ante el estallido de la multitud. Todo el mundo se agolpaba tras las vallas para poder ver a la estrella de Hollywood. No tardó demasiado en aparecer una radiante Cameron Díaz que también se detuvo a firmar autógrafos pero no quiso hacerse fotos con casi nadie. Estuvo más tiempo atendiendo a los reporteros que saciando a sus fans.
Tom Cruise se detuvo con todos y cada uno de sus incondicionales, parapetados detrás de carátulas de Misión Imposible, El Último Samurái e incluso Top Gun. Firmó autógrafos, se hizo decenas de fotos y estuvo totalmente entregado. Sin duda, el mayor reclamo para una película que se estrenará en todas las salas internacionales dentro de un mes.
Tras la apoteósica llegada de Cruise, los invitados comenzaron a aparecer en la alfombra roja, distintivo del glamour exportado de Hollywood y ahora disfrutado por la flor y nata sevillana que ayer se acercó al evento, es decir, toreros, políticos, cantantes y gentes del espectáculo en general con ocupaciones varias. Incluso la Duquesa de Alba, hija predilecta de Andalucía por obra y gracias de Manuel Chaves, pudo compartir algunas palabras con los protagonistas de la cinta.
Con algo más de una hora de retraso provocada por un maratoniano Photocall por el que pasaron muchos rostros conocidos, la proyección de la película se inició sobre las 23 horas en un acto presentado por el torero Fran Rivera, claro ejemplo de la apoteosis castiza con la que se pretendió agasajar a los agradecidos invitados de excepción. El espacio donde se desarrolló tampoco desmerecía; el imponente y recoleto teatro Lope de Vega arrancó alguna que otra exclamación de admiración por parte de Cruise, mientras que por su parte, Cameron Díaz, declaró; «Hemos venido a Sevilla al estreno por el cariño que recibimos de esta ciudad y en recompensa por todo lo que molestamos en el rodaje».
Desgraciadamente, la prensa local sevillana no tuvo acceso al estreno, en detrimento de una nutrida prensa internacional y nacional, además del buen número de invitados que tenían poca o nula relación con el mundo del cine. No obstante, aquellos que sí pudieron disfrutar de Noche y Día en primicia, ya han expresado la redundante desvirtuación que sufre esta ciudad en el mundo del cine, con el precedente claro de otra cinta de Cruise, Misión Imposible II, donde la ciudad era asolada por masas iracundas portadoras de antorchas que quemaban a sus santos. En esta ocasión, podremos presenciar cómo la ciudad alberga la festividad de San Fermín, introduciendo además imágenes de Cádiz, en los últimos veinte minutos de metraje de la película que se desarrolla en la ciudad. Concluiremos con que, al fin y al cabo, esto es Hollywood.
No obstante y a pesar de las incoherencias de la producción o los errores de organización propios de una cita de este calibre, Sevilla vivió ayer un gran día de cine convirtiéndose en el centro de la información para el resto del mundo. Los fans tuvieron la oportunidad de acercarse a sus adoradas estrellas en una ocasión única suscitada a raíz del primer estreno mundial de una producción estadounidense que alberga la ciudad. Esperemos sinceramente que sean muchas más y Sevilla se erija como un lugar idóneo para el rodaje de películas, tanto nacionales como extranjeras. Una apuesta que, si bien acarrea molestias, también reporta innumerables beneficios asociados  al prestigio de la ciudad y su consecuente reclamo al turismo.

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