Madre María de la Purísima junto a Juan Pablo II/SA.

El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, presentó en la mañana del martes todos los pormenores de la beatificación de Madre María de la Purísima, sucesora de Santa Ángela de Cruz, que tendrá lugar el próximo 18 de septiembre de este mismo año en nuestra ciudad.

 

Daniel Gutiérrez. Las miradas del tiempo marcadas en las pinturas de los cardenales del siglo veinte anunciaban la nueva noticia. Entre ellos, el beato Spínola. En la sala de prensa del arzobispado hispalense, como se acostumbra en la Iglesia, anunciaba Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, que desde septiembre contaremos con una nueva beata.

Madre María de la Purísima, VI Superiora General de las Hermanas de la Cruz será elevada a los altares en la mañana del 18 de septiembre de 2010 en el coso taurino del Arenal sevillano, donde tendrán cabida 15.000 participantes.

Los actos han sido presentados por el propio arzobispo, el vicario general de la Archidiócesis, y los delegados para la beatificación, Luis Rueda y Francisco de Paula Muriel, que serán los encargados de la acción pastoral y logística, respectivamente. Al acto de presentación han acudido una representación del Consejo de Cofradías, el teniente de hermano mayor de la Real Maestranza, el Decano del Colegio de Abogados, el Regidor de la Orden de San Clemente y la presidenta de Cruz Roja Española, entre otros.

El arzobispo hispalense ha señalado que “deseamos aprovechar esta ocasión para mostrar el carisma y la actividad de las Hermanas de la Cruz”, indicando del mismo modo que “recordamos a las comunidades cristianas la llamada a la santidad”. Asenjo insistió en recalcar que “esta beatificación trasciende porque Madre María de la Purísima vivió y murió en Sevilla, en nuestra misma ciudad y fue una mujer de nuestro tiempo”.

Durante la intervención del vicario general de la Archidiócesis, Francisco Ortiz, el mismo señaló que los santos y los beatos son “el mejor patrimonio que tiene la Iglesia”, manifestando en la misma manera que esta beatificación debe suponer una alegría para la Archidiócesis.

Unos de los delegados para la beatificación, Luis Rueda, ha señalado con rotundidad que “estamos poniendo todo el empeño en el poco tiempo que disponemos para que podamos aunar al mismo tiempo la grandeza de este acto con el carisma humilde y sencillo de las Hermanas de la Cruz”. Recordó sobre la beatificación que, además, tendrán especial dedicación sobre ella la vigilia de Pentecostés, la procesión del Corpus Christi de este año y la novena dedicada a la Virgen de los Reyes.

Por su parte, Francisco de Paula Muriel, situó a la beatificación dentro del siglo veintiuno. Para ello se ha construido una web sobre la misma (www.madremariadelapurisima.org), se editará un cartel, un sello de correos y se está trabajando para la edición de un Cupón del sorteo de la Once.

Curación de una niña

El motivo que ha movido al Vaticano para elevar a los altares a esta sevillana de adopción que nació en el barrio de Salamanca de Madrid en 1926, ha sido la curación inexplicable de niña de tres años de La Palma del Condado (Huelva) que sufrió una parada cardiorrespiratoria, lo que la dejó en estado vegetativo. Su madre se encomendó a la religiosa y la pequeña se fue recuperando hasta tal punto de realizar una vida normal en la actualidad. Manuel Nieto, entonces jefe de la sección que trataba a la niña, testificó que fue “difícilmente explicable y no previsible”.

No obstante, el proceso de Madre María de la Purísima se abrió en 2004, solo seis años después de su muerte, siendo beatificada a los trece años, tiempos algo extraordinarios en el seno de la Iglesia en estos casos.

Mañara seguirá esperando

“La pelota está en el tejado de don Miguel”. Esas fueron las palabras del arzobispo hispalense cuando se le preguntó si después de la beatificación de Madre María de la Purísima el arzobispado retomaría la del venerable Miguel Mañara, fundador del Hospital de la Caridad.

Asenjo aclaró que el proceso no estaba paralizado, que “solo estamos esperando un milagro”. “Si don Miguel no se mueve, la Iglesia no puede hacer nada” añadió el prelado sevillano. Asimismo, Juan José Asenjo invitó a todos los sevillanos a que se encomendaran al venerable de los pobres para que así pudieran cumplirse las expectativas de su canonización, iniciados los trámites en 1680, un año después de su muerte.

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