El ciudadano anónimo que ofrecía hasta un millón de euros a quien ofreciese una pista fiable para dar con el paradero de la joven sevillana desaparecida en enero de 2009 ya ha desactivado el número de teléfono habilitado para tal fin. Esta semana se ha cumplido un mes desde que la iniciativa se pusiese en marcha, con miles de llamadas pero ninguna satisfactoria.
Sevilla Actualidad. El teléfono habilitado para aportar pistas fiables que pudieran conducir a la localización del cuerpo de la joven sevillana Marta del Castillo, desaparecida el 24 de enero de 2009, ha quedado desactivado sin que se hayan obtenido resultados de las más de 2.000 llamadas recibidas.
El teléfono se activó el pasado 17 de marzo y el primer día registró alrededor de 400 llamadas, pero posteriormente fueron disminuyendo hasta quedarse en una media de ocho a diez diarias, ninguna de ellas de interés.
El abogado cordobés Adolfo Jiménez-Castellanos recibió el encargo de un ciudadano anónimo de entregar una recompensa de un millón de euros a quien diera «una pista fiable» que pudiera conducir a la localización del cuerpo de Marta del Castillo. El letrado depositario de la recompensa ha estado en contacto permanente con la Policía, a la que ha trasladado la información que pudiera ser relevante para la investigación.
El ofrecimiento ha estado vigente un mes y el compromiso era abonar la recompensa «sólo en el caso de que la Policía atestigüe que la información facilitada ha conducido a la recuperación del cadáver«.
Tras la desactivación de la línea, el padre de Marta, Antonio del Castillo, ha lamentado que no haya habido resultados positivos, ya que estaba «muy esperanzado» desde que conoció esta iniciativa, informa Efe. «Me parece incomprensible que no haya nadie que haya hablado. No puedo entender que a Jesucristo lo vendieran por 34 monedas de oro y que, por un millón de euros, nadie haya sido capaz de delatar o que los mismos inculpados se hayan cerrado en banda», ha señalado.
A pesar de todo, Antonio del Castillo ha agradecido la iniciativa de la persona anónima que ofreció la recompensa y ha confesado que le gustaría mucho «conocerlo alguna vez para darle personalmente las gracias».