Mañana se cumple un año de la desaparición Marta del Castillo. Sin embargo el caso continúa lleno de incógnitas y de secretos. Después de tres búsquedas, el cuerpo de la chica sigue sin aparecer. En prisión, tan sólo queda el autor confeso del crimen, Miguel Carcaño. El resto de imputados, Francisco Javier Delgado, Samuel Benítez, Javier G. ‘El Cuco’ y María García, se encuentran en libertad. El caso que conmovió a la ciudadanía en 2009 sigue sin estar cerrado, y las contradicciones no se resuelven. Soledad y Rocío también han contribuido a fomentar las dudas del caso debido a sus múltiples declaraciones. Después de escuchar tantas versiones, ¿cuál es la verdadera? ¿No representa este caso ya un fenómeno de desinformación? ¿Cuántas veces han cambiado las personas relacionadas con el caso su declaración?

Miriam Rico/ Sevilla Actualidad. Mañana se cumple un año de la desaparición de la joven sevillana Marta del Castillo, día en el que se producía uno de los sucesos más trágicos que conmocionó, y aún sigue haciéndolo, a la población sevillana.

Fue la tarde del 24 de enero del año pasado cuando Marta del Castillo, joven sevillana de 17 años y residente en el barrio sevillano de Tartessos, quedaba con su ‘amigo’ Miguel Carcaño. Marta, que mantuvo una pequeña relación de dos meses con Miguel, quedaba esa tarde con él para “arreglar unos asuntos”, según le dijo a sus padres. El joven, de 20 años, la recogió en su portal, fueron a Triana a ver a un amigo de Marta y poco después al piso donde el chico vivía, a León XIII.

A partir de aquí todo son incógnitas. Marta no llegó a su casa por la noche, acto que preocupó a sus padres, ya que según explicaban “era una niña muy familiar”, y si se retrasaba les enviaba un mensaje para decirle que tardaría un poco más. Ese día no lo hizo. Ya desde entonces se cuestionaron hipótesis sobre si la chica había subido al piso, encendido el ordenador, podría haber hablado con alguien y bajar de nuevo. Por otra parte, una vecina del bloque también dijo que la había saludado en su puerta. Sin embargo, Marta no volvió esa noche a pisar el barrio de Tartessos y sus padres, Antonio del Castillo y Eva Casanueva, sabían que algo extraño sucedía.

El padre de la chica acudió entonces a León XIII, vivienda de Miguel Carcaño y su hermano. Antonio ha afirmado que llamó al timbre y nadie le abrió. De hecho, ha manifestado que todo el piso se encontraba a oscuras. Persona clave también en la madrugada del 25 de enero fue Susana, madre de Alejandra, la mejor amiga de Marta, quien al conocer que la amiga de su hija no había vuelto a casa decidió acudir al piso macareno alrededor de las 5:10 y 5:30 horas de la madrugada. Ella sí halló respuestas. Según Susana y como ya informaba Sevilla Actualidad, en el piso se encontraban Miguel y su hermano, quien, le admitió haber escuchado la voz de Marta en la puerta del domicilio sobre las 21:00 horas del día 24.

Sin embargo, es en este punto cuando aparecen dos contradicciones. Según la madre de Alejandra, ella llamó a las 4:10 horas de la madrugada aproximadamente a Francisco Javier, quien le dijo que no conocía a Marta, pero cuando ésta llegó a León XIII el hermano de Miguel le contestó que “no la había visto pero sí escuchado porque Marta se quedó en la puerta mientras Miguel recogía unos CD” y que tras ello se marcharon los dos juntos. ¿Qué ocurrió entonces? Si Francisco Javier estaba con su ex mujer y después trabajando, ¿cuándo escuchó a Marta?

Susana también le preguntó a Miguel, “que salió de una puerta situada en un pasillito”, por Marta y éste le dijo que había dejado a la menor en la puerta de su casa horas antes. En este punto aparece una segunda contradicción: María García, la novia de Francisco Javier, ha afirmado que se encontraba la noche del 24 de enero estudiando en la vivienda de León XIII. Los vecinos hispalenses se plantean muchas preguntas: ¿No escuchó nada María? ¿Llegaron Miguel y Marta a la vivienda? ¿No fue el padre de Marta a la vivienda y dijo que estaba totalmente a oscuras?

Si según la versión de Susana, Miguel y su hermano estaban de madrugada en León XIII, los ciudadanos tampoco logran entender otro hecho. Miguel afirma que tras quedar con Marta volvió a la vivienda de Camas, donde residía con su novia, Rocío, y su suegra, Soledad. ¿Cómo podía Miguel encontrarse en dos sitios a la vez a la misma hora?

Al no hallar respuestas sobre el paradero de la chica, sus familiares y amigos comienzan a buscarla. A ello se une Samuel, presunto implicado en su desaparición. El joven consolaba al padre de Marta diciéndole que no se preocupase, que su hija seguro que iba a aparecer. Surgen también muchas versiones de vecinos que habían visto a Miguel empujando una silla de ruedas. Otro testigo confesaba haber visto a dos personas en una moto con un bulto, en la zona del puente de la Barqueta aproximadamente. También aparece en este contexto Sultán, el perro que apuntaba que Marta se encontraba en la dársena del río, a la altura del Huevo de Colón. Sin embargo, y pese a las insistencias del dueño del can, no se efectuó ninguna búsqueda en aquel lugar.

El 25 de enero, un día después de su desaparición, los padres de Marta denuncian el hecho. Sevilla se llena de carteles donde aparece la fotografía de la chica junto a un número de teléfono. En cada escaparate, establecimiento o pared hay un cartel. Los medios sociales se hacen eco de la noticia y comienzan a difundir el extraño caso.

Un par de días después la Policía decide buscar en el ordenador de Marta alguna pista que indique su paradero. Además, agentes especializados llegan a Sevilla para sumarse a la investigación policial. Aún no se descarta que la niña pudiera haberse ido de forma voluntaria.

La conmoción se plasma en cada medio de comunicación. La desaparición de Marta se ha convertido en un fenómeno social. De hecho, el 31 de enero, alrededor de 2.000 personas se manifestaban en Sevilla para solidarizarse con la familia de la chica.