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El Jardín Americano abre por fin hoy sus puertas después de que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y el Ayuntamiento de Sevilla, mediante fondos europeos, pusieran en marcha su recuperación ambiental y reforestación, hace dos años. Con más retrasos de la cuenta, Sevilla rescata una de las joyas que le dejó la ‘Expo 92’ y que abandonó casi veinte años. Ahora cuenta con algo más de 350 especies de las 615 que llegó a tener.

Carlos Orquín. Sevilla tenía su propio ‘Jardín de las Delicias’. Y no se acordaba. Ha tenido que ser hoy a las 11:00 cuando ha podido volver a verlo. El Jardín Americano abre tras diez años de abandono, seis de intenciones y dos de recuperación. Un esplendor recobrado que se ha visto truncado demasiadas veces para su apertura.

Y es que, ya en diciembre de 2002, el Gobierno central, la Junta y el Ayuntamiento llegaron a suscribir un acuerdo por el que Agesa (la sociedad que gestiona los activos de los terrenos de la ‘Expo 92’) invertiría el remanente que faltaba por gastar de los convenios suscritos en el verano de 1993, en cuanto a la adaptación del recinto a sus usos futuros. Precisamente en ese acuerdo se establecía que se destinarían 240.404 euros al Jardín Americano.

También se acordó entonces que el proyecto correría a cargo de la Gerencia de Urbanismo y del Servicio de Parques y Jardines. Tuvo que pasar más de un año y medio hasta que Urbanismo adjudicó las obras del proyecto de recuperación del alumbrado público, cerramientos y pavimentación. La cantidad de más de 200.000 euros era, según los entendidos, claramente insuficiente para los trabajos que requería la recuperación del Jardín Americano, que ya podría rondar los seis millones de euros.

Fue a finales de junio de 2004, al cumplirse doce años de su inauguración, cuando el delegado municipal de Vía Pública, Manuel Gómez Lobo, anunció que el Jardín Americano iba a volver a abrir sus puertas. Entonces, el concejal socialista expresaba su confianza en que el jardín estuviera listo para su uso a finales de año una vez que fuera recuperado como espacio público y después de haber sido remozado.

Pero al final ni 2004, ni 2005, ni 2006. Los trabajos comenzaron en enero del 2009, tras haber retomado la idea la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y el Ayuntamiento, en un acuerdo alcanzado en 2008.

El Jardín Americano, ahora

Tras el enredo de intentos por devolverle su esplendor, se han invertido finalmente 8,5 millones de euros, que sirven para que el jardín ofrezca unas 400 especies vegetales americanas. Muchas de ellas, fueron traídas con motivo de la Expo como el magnolio o el aguacate. Otras, recuperadas ex profeso para su apertura.

Actualmente cuenta con mil metros cuadrados más que cuando se construyó entonces porque se ha ampliado el jardín de Cactáceas y Plantas Crasas así como otros parterres que estaban perdidos. La actuación también ha supuesto recuperar 3 hectáreas en total de Paseo de Ribera: un camino que discurre desde el Jardín Americano hasta el Parque del Alamillo.

Con una longitud de 4,5 kilómetros discurre por un bosque de galería en el que destacan álamos blancos, sauces, fresnos, chopos o adelfas y cuenta con dos pantalanes sobre el río que ejercen la función de miradores.

El paseo está atravesado por un carril bici que permanecerá abierto 24 horas al día, ya que la pasarela flotante se ha construido sobre la lámina de agua para permitir el paso de las bicis en las horas en las que el jardín, por razones evidentes de conservación, permanezca cerrado.

Dentro del jardín se encuentra el Pabellón de la Naturaleza, que contendrá un aula bioclimática, en la que se invertirán 336.000 euros.

En total, está compuesto de 10 espacios que conforman un área verde de 2 hectáreas, ahora público y con intenciones de intercambio con América para seguir ganando especies. Lo forman el Jardín de la Ciaboga, el Jardín de Ribera, el Jardín Acuático, el Jardín de Palmeras, el Jardín de Cactáceas y Plantas Crasas, el Muro Ajardinado, el Umbráculo tropical, el Jardín de la Pasarela, las Pérgolas y el Jardín de la Esclusa. De entre sus plantas destacan 12 ‘monumentos botánicos’ o hitos dispersos en el conjunto de los espacios que lo componen. Son ejemplares muy singulares por su rareza, origen, adaptación, características florales, frutos y usos.

En definitiva, la historia de este ‘Jardín de las Delicias’ sevillano se parece a la del tríptico del Bosco, con edén, decadencia e infierno. Ahora, parece que se le añade una parte nueva. Un nuevo periodo de edén esplendoroso, que esperemos, esta vez sí sea para siempre.

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