El Centro de Emergencias sanitarais 061, perteneciente al Servicio Andaluz de Salud de la Consejería de Salud y Consumo, ha concedido la distinción de «zona cardioasegurada» a la Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, primer templo que recibe este reconocimiento en Sevilla.

El personal del templo, donde las autoridades han descubierto la placa que acredita a esta Basílica como zona cardioasegurada, está capacitado para actuar de forma inmediata en caso de presenciar una parada cardiorrespiratoria, sumando sinergias a la posterior asistencia por parte de los equipos de emergencias sanitarias, con los objetivos de disminuir la mortalidad y secuelas a través de una excelente actuación inicial. Un total de 18 personas, entre miembros de la Junta de Gobierno de la hermandad y personal responsable de la gestión del templo han recibido formación en soporte vital básico y en el uso del desfibrilador automatizado de mano de profesionales del 061 de Sevilla.

La Basílica del Gran Poder «zona cardioasegurada»

cumple así con los requisitos en materia formativa y dotación de desfibriladores externos automatizados. El Centro de Emergencias Sanitarias es el encargado de la gestión y registro de las organizaciones que disponen del certificado de ‘Zona cardioasegurada’, que constata que dichas instituciones han formado a sus profesionales y han ubicado desfibriladores en sus instalaciones, en el número y los lugares adecuados, según lo establecido en la Orden de 4 de junio de 2013 (BOJA 113/2013).

Cadena de supervivencia


Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo occidental y, entre ellas, ocupa un lugar destacado la muerte súbita cardiaca que suele ocurrir, de manera mayoritaria, fuera del entorno hospitalario. La correcta atención a la parada cardiorrespiratoria consiste en la aplicación precoz de una serie de acciones conocidas como cadena de supervivencia que incluye, por este orden, el reconocimiento de la situación y activación del sistema de emergencias sanitarias, el inicio inmediato de las maniobras de soporte vital básico, la desfibrilación eléctrica precoz y la rápida instauración de las técnicas de soporte vital avanzado.

Los cinco minutos posteriores a una parada cardiorrespiratoria son claves para el afectado y por ello es fundamental que la persona que tiene el contacto inicial actúe de forma inmediata alertando a los equipos de emergencias sanitarias y aplicando entre tanto técnicas de reanimación básicas, como la ventilación boca a boca y el masaje cardiaco externo. La disponibilidad de un equipo de desfibrilación eléctrica precoz, que puede ser utilizado por personal ajeno a la profesión sanitaria con la realización de un curso básico de entrenamiento, añade el recurso más eficaz para restablecer el ritmo cardiaco viable y reducir al máximo el riesgo de muerte.