Un año más, la Jefatura de Policía Local ha organizado, a través de la Escuela del Cuerpo, una visita a los más niños de la planta de oncología infantil del Hospital Virgen del Rocío, que ven como se acerca la Navidad entre las paredes de una habitación.

Cada año, cuando se aproxima este momento, los agentes recuerdan a otros peques que visitaron años atrás. «¿Os acordáis de Leo, el peque de Huelva que visitamos en 2017?», preguntaba uno de ellos. «Se fue de alta, seguro que ha crecido mucho», le contesta un compañero.

Tras la ausencia durante estos años por la pandemia, los agentes vuelven a visitar a los peques, a cambiarles su rutina, a darles un poco de aire fresco para que su día a día sea más llevadero. Además de los pequeños pacientes, jornadas como la de este viernes sirven a los padres y madres que se debaten entre el miedo y la ilusión, la esperanza y la incertidumbre, los días buenos y los malos… Ellos son los grandes héroes que, conociendo la gravedad de la situación, tratan de ofrecer cada día a sus hijos en escenario feliz a pesar de la enfermedad.

Laura, una policía que superó el cáncer recientemente

Este viernes, unos 15 agentes de Policía Local de Sevilla han visitado el área de Oncología Pediátrica, el Hospital de Día, la Sala de Urgencias, la planta de hospitalización infantil y la sexta planta del Hospital de la Mujer.

Una de las agentes, Laura, era una de las superheroínas policías que hoy visitaron Oncología Pediátrica. Esta Policía Local venció recientemente al cáncer, y hoy ha querido volver a aquellos pasillos para darles toda la fuerza a quienes ahora están padeciendo esta maldita enfermedad.

Visita a los niños

La visita comienza caminando por el pasillo que da al área de Oncología Pediátrica. Allí, los profesionales y los familiares de los peques con cáncer tratan de hacer cada día el más feliz de todos. Un año más, los agentes se encuentran con Ana Delis en la zona de la Escuela del hospital, donde los peques continúan su formación, para el paso por el Hospital, la lucha contra el cáncer, no le suponga un retraso en su formación. «Ana es profesora de la Escuela, y nos recibe con alegría y montando una fiesta cuando nos ve», indicaba uno de los agentes al que Ana no había reconocido al llevar la mascarilla puesta.

Han sido muchos los peques que han visitado este sábado. Entre ellos, Adriana, que tiene 12 años y quiere ser como su padre, alto, fuerte y policía, concretamente funcionario de prisiones. Ahora pasa los días junto a su pequeña en este hospital.

Joaquín, otro pequeño que viene de la provincia de Huelva, es «un capillita» que se rebela cuando se le pregunta si regala la Cruz de Guía que le ha hecho con dos tableros la profe Ana. Al entrar en su habitación varios palios de Semana Santa en miniatura. Uno de la Virgen de la Esperanza.

Marcos, gaditano con gran madurez y tan solo 12 años, quiere ser torero. Al estrecharle la mano a los agentes, estos cuentan que «denota una gran seguridad, como la de un diestro a punto de salir al ruedo a hacer el paseíllo». Con esa misma valentía aborda su visita al Hospital de Día para su revisión periódica.

Alba, de 10 años, «sonríe cuando le colocamos la gorra de Policía Local. Aunque no le gusta mucho las prendas en la cabeza, su gorra le ha hecho gracia y nos deja hacernos fotos con ella», cuentan los agentes. Laura, la compañera, le acaricia el pelo rizado que crece tras pasar el tratamiento. «Ella conoce muy bien el valor de esos rizos», expresan sus compañeros.

Y el más pequeñito de todos ellos, el que regaló el abrazo más fuerte cuando recogía sus pegatinas de la Policía Local. Acababa de salir de una intervención muy compleja y sin embargo «no perdona que alguien toque ese coche rojo que tanto le gusta usar en los pasillos del hospital». «Le colocamos pegatinas en el capó, maletero y puertas para que sea un coche de Policía. Un patrullero como el que conducimos los que hoy tenemos la gran suerte de conocer a estos superhéroes de carne y hueso», cuentan los policías.

Una visita «emocionante»

Al salir de allí, los agentes vuelven a los patrulleros. En silencio, pasan un rato en volver a hablar. Emocionados y satisfechos por haber aportado algo a este día para las familias que luchan contra el cáncer en este hospital. Lecciones que este grupo de policías jamás olvidarán. Tanto ellos como los policías del Centro de Control que habían abierto un canal dedicado a los pequeños. En la distancia conversaron por la emisora con los peques que, asombrados, sonreían cuando por la emisora de la Policía Local un agente llamado Antonio, el Oficial Jefe de Sala, charlaba con él y le gastaba alguna broma o le felicitaba por terminar su tratamiento de quimioterapia. La mayoría de estos agentes acudieron a esta jornada en sus horas de descanso y trabajaban en turno de tarde. No quisieron dejar pasar esta oportunidad.

Al subir en el patrullero, Laura es preguntada por esta vivencia, por su vuelta al hospital tras su experiencia vital de superar un cáncer. «Emocionada, muy emocionada…con momentos difíciles entre esas paredes», contó con la mirada perdida. «Tenía que hacerlo. Volver para arrancar una sonrisa a esos peques y a sus padres, no tiene precio. Es la mayor recompensa que puedo tener», concluyó.

Laura se quedó en el Distrito Sur de Policía Local, comenzaba su turno. Por la tarde estuvo patrullando las calles de Sevilla. Cada vez que pase por el hospital recordará las sonrisas que los peques le regalaron hoy.