Cruces esvásticas, dianas, frases como «Poco se les hizo a los republicanos después del terror rojo»… El monumento ubicado en el Parque del Guadaíra que recuerda el trabajo de los cautivos republicanos en la construcción de infraestructuras hidráulicas como el Canal del Bajo Guadalquivir, conocido popularmente como el Canal de los Presos, amaneció este fin de semana vandalizado con pintadas fascistas.

Así lo ha denunciado el candidato de IU a la Alcaldía de Sevilla, Ismael Sánchez, quien ha lamentado un nuevo ataque contra el monumento del Parque Guadaíra que recuerda a los miles de presos republicanos que participaron en la construcción de estas infraestructuras hidráulicas y que se encuentra instalado en el lugar que ocupó el primer campamento de trabajo del régimen franquista que funcionó en Sevilla, el conocido como «El Colector» de Heliópolis.

Actividades pedagógicas

En este sentido, Sánchez ha reclamado al equipo de gobierno de Antonio Muñoz la puesta en marcha de programas pedagógicos para educar a la ciudadanía, sobre todo a los más jóvenes, en conceptos básicos de memoria democrática, para que conozcan la historia del golpe de Estado de 1936, la guerra civil y la posterior etapa de la dictadura franquista, así como las represalias que sufrieron los vencidos del bando republicano, entre otras, la obligación del trabajo esclavo en condiciones precarias para la construcción de grandes obras civiles como el Canal del Bajo Guadalquivir.

El candidato a la Alcaldía y representante de la formación de izquierdas considera que sería positivo que desde el Ayuntamiento de Sevilla se impulsara la organización de actividades divulgativas y formativas sobre este episodio de la historia reciente de España como instrumentos de concienciación y sensibilización destinados a las nuevas generaciones.

El Canal de los Presos

El Canal de los Presos, con una extensión de 180 kilómetros que discurren entre las provincias de Córdoba y Sevilla, se ejecutó entre los años 1940 y 1962, y en él trabajaron miles de prisioneros republicanos dentro de lo que se denominó Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas, que no eran más que campos de trabajo forzado instalados en campamentos donde residían prisioneros de guerra y soldados.

Las condiciones en las que se realizaron las obras fueron de una dureza extrema, tanto por la falta de medios técnicos como por las circunstancias higiénicas y sanitarias, a lo que se unía una alimentación insuficiente. Todo ello provocó la aparición de numerosos brotes de enfermedades como tifus, paludismo o tuberculosis, sin contar los casos de sarna, pulgas, chinches, piojos y garrapatas.