Es otra herencia de la Expo92 que aún perdura en nuestras calles fuera de la isla de la Cartuja, y la segunda que le traigo después de la colosal obra El nacimiento del Hombre nuevo’, del prestigioso escultor ruso Zurab Tsereteli (1934). Una donación del Ayuntamiento de Moscú a la ciudad de Sevilla con motivo de la citada Exposición Universal de 1992 e inaugurada en 1995. Pues bien, la escultura de hoy también es un obsequio de una capital europea por la citada celebración, si bien es más pequeña, bastante más pequeña (rondará los dos metros de altura, mientras que la rusa anda por los cuarenta y cinco). Lo que unido a la poca visibilidad del lugar donde está colocada, hacen de ella uno de esos monumentos por los que, cuando pasamos y miramos no los vemos. Ya sabe que no es lo mismo mirar que ver, como no lo es oír y escuchar.

‘Atomium’ de Sevilla. La pieza escultórica está realizada en la aleación acero, sobre un pedestal granítico de forma tronco piramidal y es una réplica tridimensional, a escala muy pequeña (1:50), del original que se alzó en el parque de Heysel, Bruselas, como símbolo de la Exposición Universal de 1958 que en dicha ciudad tuvo lugar. Inaugurada el 3 de octubre de 1992, ya en la recta final de nuestra Expo, actualmente (ha sido un monumento algo itinerante) se encuentra al comienzo de la rotonda peatonal de la calle Arjona, frente a la Estación de autobuses de Plaza de Armas. En su base, una profusa y poco clara placa narra: ‘ATOMIUM. EL ATOMIUM FUE ERIGIDO EN BRUSELAS CON MOTIVO DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE 1958 COMO PABELLÓN NACIONAL BELGA. DESDE ENTONCES SE HA CONVERTIDO EN EL SIMBOLO DE LA CAPITAL DE EUROPA.

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Catedrático de Física y Química jubilado. Autor del blog 'Enroque de Ciencia' (carlosroquesanchez@gmail.com)