El alumno que es pillado copiando es sancionado o no por la Comisión de Docencia del Departamento

La Universidad de Sevilla se convirtió el pasado 29 de septiembre en la primera universidad pública española que ha regulado normativamente qué hacer cuando un profesor sorprende a un alumno copiando durante un examen. Sin ser suspendido de forma inmediata, el alumno puede seguir con la prueba que más tarde analiza una Comisión de Docencia del Departamento.

Sevilla Actualidad/ Carlos Orquín. Según explicó el director de Comunicación de la Hispalense, José Álvarez, la Comisión de Ordenación académica del Consejo de Gobierno elaboró el Reglamento General de Actividades Docentes que aprobó el propio organismo el 29 de septiembre.

Con esta nueva regulación, que no supone el suspenso inmediato del alumno ni la expulsión del aula como hasta el momento, la Hispalense busca «dar garantías» al estudiante para que, en caso de que reclame su caso ante la Comisión de Docencia pueda considerar que el profesor no tiene pruebas suficientes para sancionarle.

Con ello, en palabras de Álvarez, se regula formalmente «algo frente a lo que cada profesor actuaba según su propio criterio» y se normalizan las pautas a seguir en aquellos casos, en los que los docentes «pillen» a sus alumnos con las conocidas ‘chuletas’, intercambiándose exámenes o copiando desde sus móviles.

Otra excepción a la citada normativa es el caso de aquellos alumnos que, con su actitud en clase durante la prueba, «molesten o interrumpan» al resto de sus compañeros, impidiéndoles con su comportamiento la realización en condiciones de normalidad del examen. En estos casos, «el profesor sí que podrá expulsar al alumno del aula de forma inmediata», aclaró Álvarez.

De hecho, el artículo 20 de la ‘Normativa de Regulación de la Evaluación y Calificación de las asignaturas’ de la US, establece que «los profesores encargados de la vigilancia comunicarán a la Comisión de Docencia del Departamento cualquier incidencia ocurrida en el transcurso de un examen» y, asimismo, que «los estudiantes involucrados en dichas incidencias podrán completar el examen en su totalidad salvo en el caso de conductas que interfieran con el normal desarrollo del examen por parte de los demás estudiantes, en cuyo caso se procederá a la expulsión».

Igualmente, la norma especifica que los docentes encargados de la vigilancia del examen «podrán retener, sin destruirlo, cualquier objeto material involucrado en una incidencia, dejando al estudiante afectado constancia documental de este hecho y traslado éste a la Comisión de Docencia del Departamento junto con el mencionado escrito». Esta comisión decidirá si se ha producido la copia y en tal caso, qué sanción se impone al alumno.

Asistencia a clase

Otro aspecto de la citada normativa es que, para los estudiantes de la Hispalense no será «requisito indispensable» la asistencia a las clases teóricas para aprobar.

Tal y como recalcó Álvarez, «la US aprobó que los créditos no fueran exclusivamente presenciales», de modo que «aunque un profesor pueda tener en cuenta la asistencia a clase de un alumno, lo que no podrá es suspenderlo por no ir a clase», siempre y cuando la materia sea teórica. En las prácticas, esta posibilidad no está contemplada por la Hispalense.

Con ello, se busca favorecer a los estudiantes que compaginen sus estudios con cualquier otra actividad profesional o personal, de manera que «el alumno no podrá ser penalizado por no asistir a clase, pero sí podrá ser premiado en este aspecto por el profesor», resumió el director de comunicación de la US.

Los alumnos, a favor

Por su parte, el Consejo de Alumnos de la Universidad de Sevilla (Cadus) se mostró «totalmente a favor» de la normativa. Rafael Roldán, miembro del Cadus, expresó también su rechazo a la interpretación que la mayoría de los medios han hecho de esta normativa, en alusión al artículo de El Mundo y la visión que han ofrecido muchas televisiones. “Lo que se ha publicado no es cierto, no se reconoce el derecho a copiar sino el derecho a tener un organismo que permita decidir si se ha cometido esa infracción y qué sanción es la más conveniente”.

“Me parece desafortunado que los medios acudan primero a un articulo publicado en otro medio antes de preguntar a los implicados (alumnos y profesores), así ya vienen con una idea predeterminada y nos juzgan” comenta el representante tras hablar acaloradamente con una periodista de TVE.

A ojos de Roldán, esta medida “evita los suspensos arbitrarios” y lo «mejor» es que «democratiza el proceso por el cual un alumno es sancionado o amonestado, ya que ahora no será un único profesor el que tome esta decisión, sino una comisión».

Esta Comisión de Docencia está formada por tres representantes de los alumnos y tres representantes de los profesores, lo que garantiza, a juicio de Roldán, que el posible conflicto se resuelva de forma independiente.