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La correcta aplicación de los protocolos en el Sistema Sanitario Público Andaluz sitúa la incidencia de esta patología por debajo de la media nacional. Los hospitales andaluces atienden al año cerca de 15.000 pacientes con estas lesiones, un 8% de los ingresados.

Un estudio de la Universidad de Sevilla realizado en el Hospital Virgen del Rocío ha analizado la situación de los pacientes ingresados en las unidades de cuidados intensivos (UCI), ya que tienen un riesgo especialmente elevado de desarrollar úlceras por presión (UPP) asociadas a la gravedad de su situación y a la inmovilidad a la que están expuestos.

Las úlceras por presión son complicaciones frecuentes en cualquier nivel asistencial. Según los expertos, aproximadamente 15.000 pacientes del Sistema Sanitario Público Andaluz sufren alguna úlcera por presión. Esto representa un significativo problema de salud no solo para pacientes y familias, sino también para los sistemas sanitarios.

Los expertos realizaron el seguimiento de un total de 315 pacientes ingresados en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Universitario Virgen del Rocío durante el año 2015. “Observamos que durante este periodo la incidencia acumulada de estas lesiones por presión ha sido del 8,1%, lo que supone un valor inferior al obtenido en similares entornos clínicos a nivel nacional e internacional. Esto refleja el buen hacer de los equipos multidisciplinares que desarrollan su práctica en esta UCI respecto a la implantación de protocolos de prevención de úlceras por presión”, afirma Mª Isabel González, doctora de la Universidad de Sevilla, autora principal del estudio y referente de Cuidados de la UCI del Hospital Virgen del Rocío.

Las localizaciones más frecuentes de las ulceras desarrolladas fueron el sacro y los talones. Todas ellas fueron clasificadas en los estadios I y II, que incluyen a aquellas úlceras que presentan menor gravedad y mejor pronóstico, frente a las de estadios III y IV que no se observaron durante el tiempo que duró la investigación.

Durante el estudio se han controlado un total de 88 posibles factores relacionados con el desarrollo de UPP. La gravedad y el pronóstico vital de los enfermos ingresados en UCI y el desarrollo de complicaciones durante el ingreso son los factores que más influyen a la hora de que aparezcan este tipo de úlceras.

El número de días de inmovilización en la cama se comporta como factor de protección

Por otro lado, el número de días de inmovilización en la cama se comporta como factor de protección. Este último resultado, que no ha aparecido en ningún estudio previo, podría estar también relacionado con la implementación de las medidas preventivas, en la medida en que la prescripción de restricción de movimientos en esta UCI se suele producir durante los primeros días de ingreso del paciente por su situación de inestabilidad hemodinámica y solo si es estrictamente necesario. Una vez resuelta, y aunque el paciente precise de sedación profunda, en la unidad se comienza a aplicar el protocolo de prevención de UPP con sus correspondientes reposicionamientos y cambios posturales cada dos horas. “Actualmente, el reposicionamiento y la movilización precoz han pasado a ser intervenciones consideradas como parte del tratamiento en la unidad de cuidados intensivos donde se llevó a cabo la investigación, lo que podría explicar el posible efecto protector de los días de inmovilización”, añade Mª Isabel González.

Por otro lado, en el estudio también se evaluó la adecuación de la escala de Braden, herramienta utilizada para valorar el riesgo de aparición de UPP en la mayoría de las UCI, y resultó no reflejar adecuadamente las características de los pacientes ingresados en las UCIs. La consecuencia podría ser que un gran número de intervenciones con carácter preventivo se implementarán a pacientes que no se encuentren en riesgo de desarrollo de UPP, y esto no resultaría en un uso costo-efectivo de los recursos del sistema sanitario público.

Estos datos se recogen en la tesis doctoral realizada por la investigadora Mª Isabel González Méndez y dirigida por el doctor Joaquín Salvador Lima Rodríguez y la doctora Marta Lima Serrano, de la Universidad de Sevilla. El trabajo ha recibido la máxima calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad. La tesis se enmarca en el Programa de Doctorado de Ciencias de la Salud diseñado por la Universidad de Sevilla, la Escuela Andaluza de Salud Pública y la Universidad de Jaén.