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La empresa metropolitana ha creado un grupo de trabajo para descubrir técnicas sostenible de gestión del agua de lluvia y reducir el riesgo de inundaciones en la capital.

La Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Agua, Emasesa, ha creado un grupo de trabajo para tratar de impulsar las técnicas de drenaje urbano sostenibles, con elementos filtrantes o pequeñas zonas verdes en la vía pública o en parcelas privadas que reduzcan la cantidad de agua de lluvia –y su fuerza– que llega a la red de saneamiento y eviten, así, los riesgos de inundaciones.

El suelo filtra el agua a través de espacios con plantas o pequeños pozos cercanos a imbornales en las zonas urbanizadas. Se trata de una estrategia complementaria a las tradicionales de depósitos de retención y de ampliación de colectores en las que Emasesa seguirá invirtiendo.

La ciudad de Sevilla y su ámbito metropolitano presentan una especial dificultad en la gestión de las aguas de lluvia ante aguaceros de intensidad importante. Las escasas pendientes del casco urbano hacen difícil el transporte y evacuación de las aguas pluviales hacia los puntos de alivio, necesitando en ocasiones instalaciones de bombeo para compensar la falta de pendiente. A esta dificultad se une la falta de capacidad de la red en determinadas zonas del casco urbano, que ha causado en ocasiones inundaciones importantes en algunas zonas de la ciudad y de su corona metropolitana.

Emasesa ha desarrollado durante los últimos años una intensa labor de análisis y diagnóstico de los problemas de la falta de capacidad de las redes de alcantarillado ante lluvias intensas. A través de estos estudios se detectan los puntos conflictivos de la infraestructura y se proponen actuaciones para evitar las inundaciones con un grado razonable de recurrencia, recogidas en un Plan Director.

La empresa pública tiene previsto ejecutar una serie de actuaciones de envergadura en los próximos años para tratar de mitigar en lo posible esta situación y reducir la probabilidad de estas inundaciones. Este Plan de Actuaciones Contra Inundaciones contempla la ejecución de cinco depósitos de retención y obras de ampliación de capacidad de colectores.

Como complemento a las anteriores, hay técnicas enfocadas a reducir y/o infiltrar la generación de escorrentía en origen, esto es, en las parcelas privadas y en la vía pública. Mediante elementos filtrantes, o pequeñas zonas verdes, las aguas de las lluvias o bien no ingresan en la red de saneamiento o bien lo hacen de manera más lenta.

Estas técnicas, lejos de ser nuevas, están muy contrastadas e implementadas a nivel internacional, con numerosas experiencias positivas en ciudades norteamericanas o centroeuropeas. Son conocidas como tecnologías verdes o sostenibles, ya que tratan de reproducir en lo posible el régimen natural alterado por el efecto de la urbanización del terreno. Frente a la habitual impermeabilización de zonas urbanas, promueve la implantación de zonas verdes o drenantes para así retener los flujos circulantes de agua de lluvia, laminando caudales y reduciendo volúmenes de ingreso a la red de saneamiento.

El nuevo equipo directivo de la empresa metropolitana ha querido dar un impulso al uso de técnicas de drenaje urbano sostenibles. Para ello, ha constituido un grupo de trabajo con expertos externos, miembros del propio consejo de administración y técnicos de la sociedad con el objeto de analizar e implementar el uso de este tipo de técnicas en la gestión de las aguas de lluvia.

Recientemente se celebraron unas jornadas en la sede de la empresa pública de aguas, con presencia de técnicos de la Gerencia de Urbanismo y del Servicio de Parques y Jardines, donde se analizaron las posibilidades de aplicación de este tipo de técnicas en el conjunto de la zona de influencia de Emasesa. En estas jornadas participaron expertos nacionales, quienes destacaron las ventajas de la aplicación de estas tecnologías y su impacto tanto en la cantidad como en la calidad de las aguas procedentes de las escorrentías urbanas.

Aunque ante lluvias muy intensas su influencia es limitada, y por lo tanto, deben usarse como complemento a las soluciones tradicionales de aumento de capacidad de la red, es indudable el efecto positivo en la sostenibilidad de la gestión de la ciudad, ya que permite aprovechar las zonas verdes existentes –o las nuevas que se puedan plantear– para la retención e infiltración de agua de lluvia, mejorando la calidad del medio público y reduciendo los costes de bombeo y depuración, al reducirse el volumen de agua circulante por las redes de saneamiento.