francis-segura-8-de-abril-de-2016

¿No les ha pasado nunca, queridos amigos, que cuando alguien les ha mostrado su dolor, o les ha manifestado un problema, ante una respuesta indolente, su interlocutor/a (así mola más) les ha dicho aquello de «Tí@,ponte en mi lugar»? Pues eso mismo parecen haberme dicho los políticos esta mañana, cuando, al salir de casa para cargar el coche…¡zas! me dejé la llave dentro, puesta en la cerradura. Ni había nadie en casa para poderme abrir, ni yo con la llave que tenía era capaz de hacerlo.

Imagínense el plan. Un servidor en pijama y zapatillas de paño, cruzando la calle para refugiarme en el bar más cercano, agradeciendo las miradas inquisitivas con una sonrisa y dando gracias de haberme puesto el pijama entero. Un cerrajero hipster me ha cobrado 80 euros por abrirme la puerta con un trozo de botella de plástico. Y al fin, queridos amigos, he podido sentarme a escribir mi Rueda de los viernes.

Cuando estaba desayunando en La Tasca (un magnífico bar de la calle San Blas) se me han venido a la mente…tú sabes…los compis del equipo…Mariano, Pedro, Alberto y Pablo…así mezcladillos sin orden ni concierto. El 20 de diciembre Mariano salió a por unas birras para una fiesta…y lo mismo que yo, se dejó la llave puesta. Al salir, se dio cuenta que Alberto, Pedro y Pablo querían entrar también. Pero cerró la puerta tras de sí…y ya ninguno de los cuatro pudieron pasar a La Moncloa.

Ahí llevan los chavales ya casi cuatro meses. El pobre de Mariano casi cinco, que el mes de la campaña paró muy poquito en casa. Lo mismo que el cerrajero hipster, están intentándolo todos, tapándose unos a otros el secreto para no desvelarlo. Y por mucha maña que se dan no hay forma. Cuando uno consigue mover un poco la puerta, el otro lo distrae…y vuelta a empezar. La cosa es que de esto ya hablamos una vez, y no sé si la res publica (la cosa del estado, ojo) sigue donde la dejamos ayer (Fray Luis de León y su ironía poética).

Cuando echamos el voto en las urnas, hacía frío y apetecía poco pasarse mucho tiempo en la calle. Mariano, Alberto, Pablo y Pedro salieron de casa bien abrigados y allí están, a las puertas de la Moncloa jugando a las prendas, a ver quién se desnuda más sin quitarse menos. Cayeron las bufandas, los guantes, los abrigos, las chaquetas…quedan las corbatas (no todas), las camisas (algunas remangadas) y los pantalones, que ninguno se atreve a tocar para que no se la m…alinterpreten.

Si viene Mariano, dice Pedro que no viene. Si viene Pedro, dice Pablo que no queda. Si viene Pablo, Mariano no quiere. Si viene Alberto, Pedro se queda pero Pablo no puede estar y Mariano se siente incómodo. Anda que como para montar con vosotros un evento del Facebook. Bueno, es que el ordenador se lo ha dejado Mariano dentro de casa. Si es que parece un chiste: dos madrileños, un gallego y un catalán. Y nosotros a verlas venir.

Si votamos con frío para formar el Congreso más breve de la democracia (el de 1852 duró dos días -consuelo de todos-), volveremos a votar a finales de junio con «TOA LA CALÓ». Un año que las municipales coincidieron con El Rocío, algunos plantearon abrir colegios electorales en la aldea de la Blanca Paloma. Esta vez habrá que poner colegios de sevillanos en la Calzada en Sanlúcar, al lado de Regla de Chipiona, junto a la piedra de Matalascañas y otros cuantos en lugares señalaítos del calendario estival sevillano. Y lo peor: pienso que nos vamos a quedar igual.

A la rueda por el lado bueno mi cerrajero hipster que ha hecho posible esta reflexión de la Moncloa con la llave dentro. A la rueda, por el lado malo, los que hay detrás de los colegas que no hacen más que enredar. Poneos de acuerdo, miarmas. 

Sevillano habilitado por nacimiento, ciudadano del mundo y hombre de pueblo de vocación. Licenciado en Historia del Arte que le pegó un pellizco a la gustosa masa de la antropología, y que acabó siendo...