La asociación de amigos del pueblo saharaui de Sevilla celebró ayer en la Facultad de Educación los 30 años de su programa ‘Vacaciones en paz’. No faltó la crítica pública hacia el gobierno español por su actitud con la activista Aminetu Haidar, retenida en Lanzarote desde hace dos semanas y a hacia los responsables municipales como el alcalde por su ausencia excusada con “conflictos de agenda”.

Carlos Orquín. Con un público expectante pero crítico se celebró ayer, tras media hora de retraso, la conmemoración de los 30 años de dicho programa, que se inició en 1979 por iniciativa del Partido Comunista de España con motivo del Año Internacional del Niño. El programa que actualmente trae miles de niños a Andalucía todos los veranos a convivir con familias de acogida fue homenajeado ante representantes sindicales, saharauis residentes en Sevilla y familias que han participado acogiendo niños.

Los que sí faltaron a la cita fueron numerosas personalidades que, previa disculpa de los organizadores, habían ido excusando sus ausencias por motivos de agenda, como el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, o el consejero de Presidencia. También faltaron el presidente de la Coordinadora Estatal CEAS- Sáhara, por enfermedad y Santiago Carrillo, el ex secretario general del PCE, que tampoco acudió por motivos de salud de su esposa.

La organización criticó las ausencias institucionales achacándolas a la huelga de hambre de Aminetu Haidar, que está causando “una gran conmoción social”, según Miguel Castro, el responsable de la jornada. “El espejo de la vergüenza”, como calificó el catedrático de antropología de la US, Isidoro Moreno a la actitud de España con el Sáhara Occidental.

No obstante, la experiencia de Nayat Samidin, una de las ponentes, dio el toque emotivo a este homenaje que no quería olvidar su objetivo a pesar de las críticas. Samidin contó su experiencia como una de esos primeros 100 niños que llegaron en 1979 a Andalucía para pasar un verano mejor, lejos del infierno del campamento de refugiados donde hoy, 30 años más tarde sigue viviendo con su esposo e hijos. Contó que hoy son sus hijos los que también participan en el programa, además de narrar una anécdota de aquel primer viaje donde se cayó en un estanque de la alambra de Granada.

Entre los que sí asistieron se encontraban el periodista Paco Lobatón y el escritor Marcos Ana quienes dedicaron palabras de ánimo y agradecimiento a la causa de la ayuda al pueblo saharaui. “Me confieso arrepentido de no haber iniciado esta experiencia hace muchos años”, expresó Lobatón que acoge desde hace unos años a niños saharauis en su casa durante el verano.

Marcos Ana, preparó ese mes de julio del 79 la colonia donde se iba a alojar la primera expedición de niños saharauis (no es hasta años después cuando los niños pasan el verano en familias). El escritor habló de la solidaridad necesaria para llevar a cabo este esfuerzo que supuso traer a los cien niños. Se sufragó con cinco millones de pesetas, de entonces, aportadas por el partido y donaciones particulares.

“Es una deuda que tenemos contraída con su pueblo” decía entonces el poeta quien ayer resaltó la importancia de la solidaridad en este tipo de acciones. También criticó que la solidaridad no es solo popular, sino que tiene que partir también de la intención política de España por intentar solucionar la situación y no mirar a otro lado.

El escritor, miembro del PCE y encarcelado durante muchos años bajo pena de muerte, quiso reforzar la idea de sentir este tema como propio, ya que España tiene mucho que ver en el problema.”Antiguamente los seres humanos vivían muy lejos los unos de los otros pero en nuestro tiempo, con la técnica, hemos acabado con las distancias. Seguimos creyendo que estas cosas pasan muy lejos pero son muy cortos los caminos desde el Sáhara hasta nuestras casas, hasta nuestros hijos. Una decisión imprudente a miles de kilómetros puede desembocar en un conflicto en las puertas de nuestra casa. No podemos pensar que no nos afecta la esclavitud de los otros”

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