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Exige al equipo de Gobierno municipal que trate a todos los bares por igual, ya que desde la Asociación de Bares del Centro de Sevilla se denuncia un trato discriminatorio.

La problemática del ruido y la regulación de los veladores es un problema que atañe a diferentes colectivos sociales de la ciudad y que está muy vivo en la ciudad. “Necesitamos de una vez por todas llegar a un consenso con el sector hostelero, vecindario, colectivos juveniles y sector cultural para que los diferentes intereses se regulen de la forma más equitativa para todos”, ha reconocido Susana Serrano, tras reunirse con el vicepresidente de la Asociación de los Bares del Centro, Luis Garrido, que aglutina a casi 300 establecimientos hosteleros de la ciudad hispalense. Además también estamos convencidos de la necesidad de simplificar y actualizar las licencias en este sector de la hostelería para que se adapten a la realidad.

“El Ayuntamiento debe de dar un paso al frente, crear una mesa de mediación donde realizar una labor de intermediación para encontrar soluciones consensuadas entre todos los sectores”, ha exigido Serrano, ya que la Asociación lleva meses esperando una respuesta ante sus denuncias por parte del Ayuntamiento y se sienten abandonados. De nuevo, vemos como el Gobierno de Espadas muestra muy poca preocupación por el pequeño comercio local.

Desde esta asociación de bares se reclama que la ley se aplique de la misma manera para todas y que la presencia policial sea la misma en unas zonas, que en otras. Especialmente grave es, según Luis Garrido, esta situación a la hora de la vigilancia de las horas cierre, ya que a todos no todos no se les está obligando a cumplir la ley. “También nos sorprende, que un mismo establecimiento tenga una licencia de apertura del Ayuntamiento con un horario, pero desde la Junta se informe de un horario diferente en la documentación reglamentaria”, ha reconocido Serrano, quien ha pedido que ambas administraciones deberían coordinarse para no fomentar ningún tipo de dudas en cuanto al horario de cierre.

Esta asociación denuncia que además del problema con el cumplimiento de los horarios a algunos de sus integrantes les están obligando a quitar sus pizarras de la calle, a tapar sus nombres de las cristaleras, no servir a través de ventanas o controlar dónde bebe la gente una vez que sale a los veladores. En cuestiones de orden público no es extraña la arbitrariedad por parte del Ayuntamiento, como hemos conocido en los últimos años con las ordenanzas cívicas. Por ejemplo, para las mediciones del ruido la policía no necesita comprobar los decibelios emitidos o a pesar de la prohibición de tirar cohetes en la calle, las hermandades del Rocío sí lo tienen permitido. “Con el discurso del civismo muchas veces se pretende simplemente a quien se comporta bien, de quien lo hace mal”, ha explicado Serrano quien ha denunciado que en el caso de los bares parece que se aplican estas normativas a los bares de una zona, pero no a otras.

“¿Por qué, esta desigualdad”, se ha preguntado la portavoz de Participa. Lo que, según denuncian desde la propia Asociación de Bares, puede provocar funestas consecuencias si la tensión entre diferentes empresas hosteleras se continúa incrementando, ya que denuncian que la mayoría de denuncias contra bares vienen de otros bares.