Entrada al Palacio de las Dueñas tras la remodelación y con el monumento a Antonio Machado al fondo/ Adrián Yánez

Fin de la remodelación de Dueñas con el monumento a Machado

En estos días el Ayuntamiento ha terminado las obras de reurbanización de la calle Dueñas y en pocos meses el palacio de los Alba abrirá al público para mostrar una de las joyas ocultas del patrimonio hispalense.

La Casa Ducal más importante de España posee algunos de los palacios más apabullantes de la arquitectura española. El Palacio de Monterrey en Salamanca o el de Liria en Madrid son los ejemplos significativos.

Los puristas llaman a la residencia de los duques de Alba en Sevilla ‘Casa de las Dueñas’, que no palacio. La arquitectura palaciega sevillana se ha caracterizado precisamente por eso, por reunir un grupo de casas, patios y jardines que finalmente forman un inmenso conjunto arquitectónico que deja lo más interesante para el interior. Son muchos los visitantes a los que la modesta entrada de la calle Dueñas les resulta decepcionante. No saben que todo el lujo se concentra en un enorme edificio comprendido entre las calles María Coronel, Bustos Tavera, Castellar y Espíritu Santo. Y quizás lo más interesante de Dueñas, además de sus patios renacentistas, sea la valiosa colección artística que reúne primeras firmas del arte: Sorolla, Julio Romero de Torres, José de Ribera o Gonzalo Bilbao.

El palacio toma su nombre precisamente del desaparecido convento de Santa María de las Dueñas, que se alzaría sobre el solar que hoy conforma la recién reformada plaza, del mismo nombre. La residencia palaciega, por entonces de la familia Pineda, tenía su entrada principal en el otro extremo, en la calle Bustos Tavera. A finales del siglo XV Catalina de Ribera, tía política de Fernando el Católico, compra a los Pineda la casa. Esta dama pasó a la Historia de Sevilla por impulsar la construcción y reforma de tres de los edificios renacentistas más singulares de la ciudad: Casa Pilatos, el Hospital de las Cinco Llagas y Dueñas. De hecho, los expertos ven en Pilatos y Dueñas tantas similitudes que los consideran palacios hermanos. No en balde pertenecieron a la misma familia durante 200 años.

Es en el siglo XVII cuando una Enríquez de Ribera se casa con el duque de Alba, pasando este palacio a propiedad de la primera familia de la nobleza española. La centralización del Estado traída a España por los Borbones en el siglo XVIII hace que las familias de la aristocracia abandonen sus señoríos para trasladarse a Madrid, donde comienzan a asumir responsabilidades políticas. Los Alba siguen esta tendencia, abandonando Dueñas que acaba convirtiéndose, como tantos otros palacios sevillanos, en un corral de vecinos,. En uno de los cuartuchos que el administrador alquilaba a familias humildes nació Antonio Machado, que inmortalizó su niñez en Dueñas “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero”. Desde esta semana el monumento al universal poeta que soñó el duque de Alba, Jesús Aguirre, y que inmortalizó el escultor Julio López Hernández, preside la plaza de entrada a la Casa de las Dueñas.

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Historiador y Periodista. Cuando era pequeño se dio cuenta de que lo suyo era contar historias. Le da igual si sucedieron en otro siglo o hace cinco minutos. En Sevilla le enseñaron a amar el mito, en...