monumento-machado-calle-duenas

La actuación por parte de la Gerencia Urbanismo ha supuesto una inversión de casi 43.700 euros.

La colocación junto al Palacio de Dueñas, en la plazuela de la calle del mismo nombre, del monumento realizado en memoria del poeta Antonio Machado constituye el detalle último con el que se dan por concluidas las obras de repavimentación de este espacio, llevadas a cabo por la Gerencia de Urbanismo en las últimas semanas.

Tras la intervención de Emasesa, que ha instalado nuevas redes de agua y alcantarillado, este organismo municipal ha renovado todo el pavimento de calzada y acerados, resolviendo de esta forma los problemas de hundimientos y resaltes que presentaba este enclave y que provocaban retenciones de agua cuando llovía, con evidentes dificultades para el tránsito peatonal.

La actuación ha consistido en igualar todo el pavimento de la plaza en un único nivel, lo que se conoce como instalación de plataforma única, que confiere a esta plazuela el aspecto de un único espacio, completamente accesible para peatones y personas con alguna discapacidad. El proyecto desarrollado ha incluido también la sustitución de los antiguos bolardos que delimitaban la entrada al palacio, de escasa calidad estética, por nuevos marmolillos de piedra caliza.

La actuación, que ha tenido un coste total de 43.693 euros, se ha culminado en la mañana del viernes con la colocación en el lado oeste de la plaza, sobre la fachada del palacio, de un grupo escultórico realizado por el artista Julio López en recuerdo del poeta sevillano Antonio Machado, cuya infancia transcurrió en el Palacio de las Dueñas.

El monumento se compone de dos elementos que aluden a dos situaciones en el tiempo: el pasado y el presente. El primero está representado por un relieve, adosado a la pared, que nos recuerda la imagen de Antonio Machado, que enlaza hacia abajo -tras un canto a la naturaleza- con la cabeza y parte del torso de una lectora, que atrae hacia sí un libro del poeta. El segundo elemento es una escultura de una figura corpórea que evoca el presente, y por ello “se nos acerca”.

El conjunto fue diseñado por su autor para este lugar concreto, los muros del Palacio de las Dueñas, donde nació el poeta y vivió sus primeros años, lo que nos recuerda la placa cerámica existente.