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UGT lanza una campaña para denunciar «las atrocidades que se están dando en nuestro mercado laboral, basados en casos reales que se suceden día a día en Andalucía».

Juanma, 33 años. Está soltero y vive con sus padres porque «con 800 euros al mes poco puedo hacer». Aunque su oficio es oficial de primera en el montaje de plantas termosolares, la nula apuesta por las energías renovables le obligó el año pasado a buscar empleo en otros sectores. Y así cayó en la hostelería. Actualmente trabaja como camarero en una cafetería sevillana. «Empiezo a trabajar en noviembre y le comento al jefe qué pasa con mi contrato. Primero me da largas con la excusa de que está en la gestoría y cuando por fin me da una copia veo que el contrato es por una hora diaria, cinco a la semana. Y en vez de camarero me dan de alta como vendedor de segunda que no sé ni lo que es. Me dijeron que era lo que había, que en ese momento no podían hacer más pero que me lo intentarían mejorar».

Han pasado los meses y la situación laboral de Juanma sigue igual. Trabaja de lunes a vierners unas diez horas diarias en turno partido y más de ocho los sábados. Su sueldo es de 800 euros mensuales. «La pasada semana tuvimos una reunión con el jefe y nos pidió más implicación: que mejorásemos la atención al cliente, que dedicáramos más tiempo a la limpieza… Nosotros le pedimos más personal porque somos dos camareros y un cocinero y muchas veces no damos abasto. Nos dice que no es posible y le echo en cara que nos aprieta sin cumplir sus compromisos, al menos conmigo. Su contestación fue: «Ahora mismo es lo que te puedo dar. Si lo quieres bien, si no te arreglamos los papeles y cada uno por su lado»

Al final Juanma sigue con contrato partido, con un trabajo de 60 horas semanales y con un contrato de una hora diaria.

Su caso es solo uno de la decena de denuncias que diariamente recibe el servicio gratuito de atención al afiliado de UGT Andalucía. La mayoría de las veces, los trabajadores solo buscan asesoramiento porque no se atreven a denunciar. En el caso de Juanma ya todo le da igual. Espera recibir en un par de meses una llamada que le lleve a trabajar a Chile en lo suyo, en el montaje de plantas termosolares.