Rafa Garzón, sevillano de 39 años, sufre parálisis cerebral y un 47% de discapacidad. Campeón de Andalucía y de España de Duatlón, se prepara para las paralimpiadas de Río 2016.
A Rafa las metas volantes se le cambiaron de sitio. Así, de repente. Como sucede la mayoría de las cosas en esta vida. Y a las exigencias de las tres pruebas de la disciplina se le sumaron otras que no estaban previstas: las ganas de vivir y la demostración de que un accidente de tráfico podía dejarle un 47% de discapacidad física y un 53% de capacidad de superación.
La de Rafa Garzón es la historia de un deportista con ‘photo finish start’ que se sacude las secuelas de un accidente de tráfico cuando se coloca las zapatillas. De una verdadera ultratrail que le dejó dos meses en coma y de la que han pasado ya siete años. Pero Rafa supo sprintar a tiempo.
Su dura recuperación y entrenamiento le hicieron campeón de Andalucía y de España en Ciclismo, sumando éxitos de metal también el duatlón. Pero como en su aritmética vital son más las capacidades que las discapacidades, le llega el turno al triatlón en esta carrera de relevos en la que los obstáculos, de nuevo, y como casi siempre, los pone el dinero.
Por eso Rafa se ha colgado un dorsal que a la vez es una hucha. Qué más da el número con tal de que le dé para empezar a competir en pruebas puntuables de triatlón que en su carrera de fondo le lleven a las próximas paralimpiadas. Gastos deportivos, viajes y desplazamientos, estancias… Demasiado para la pensión de cualquiera. Que aquí las capacidades son las mismas para (casi) cualquiera.
“La opción que tengo este año es competir en las series mundiales de paratriatlón e ir sumando puntos que me den la opción de ir a las paralimpiadas. Hay pruebas en Londes, Yokohama…”, explica Rafa. “Seguiré luchando por volver a conseguir títulos en ciclismo, pues pueden abrirme igualmente las puertas de Río de Janeiro 2016”.