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Se trata de una donación muy importante con obras de un valor científico muy importante y que está a disposición de docentes, investigadores y estudiantes.

El catedrático Rafael Márquez, en situación de jubilación desde 2007, ha donado a la Biblioteca de la Universidad de Sevilla su colección bibliográfica y documental del área de Física, considerada la más completa de toda Andalucía. Estos fondos han quedado depositados en el CRAI Antonio de Ulloa, a excepción de las obras de mayor antigüedad que se han trasladado a la sede del Fondo Antiguo.

La donación consta de manuales y monografías de interés para PDI y alumnos, así como obras de divulgación científica y alguna tesis doctorales. Las publicaciones son en distintos idiomas: italiano, francés, alemán, inglés y castellano y abarcan desde la primera década del siglo XX hasta 2006, siendo la mayoría de los ejemplares de las décadas de los 50 a 80.

La colección del profesor Márquez es muy importante tanto cuantitativa como cualitativamente e incluye obras de valor científico imposibles de adquirir por los canales de distribución habituales y que son ejemplares únicos en la Biblioteca Universitaria.

Rafael Márquez fue uno de los impulsores de los estudios de Física en la Universidad de Sevilla, allá por los años 50 y 60, siendo creador de escuela en su ámbito de investigación. Además, fue decano-comisario de la Facultad de Ciencias en Cádiz y colaboró en la puesta en marcha de la Real Academia Sevillana de Ciencias.

También tuvo encomendadas otras tareas de gestión universitaria, destacando la Secretaría General de la Universidad de Sevilla con dos rectores distintos (José Antonio Calderón Quijano y Manuel Clavero Arévalo) y la dirección del Instituto de Ciencias de la Educación (ICE).

Durante el acto de la firma del acuerdo de donación, el profesor Márquez se ha mostrado agradecido con la Universidad de Sevilla por acoger estos fondos bibliográficos: “Aunque podría parecer que es la institución la que debería dar las gracias, en realidad soy yo el que le agradezco a la Universidad que acepte la donación para que estos libros sigan en activo y a disposición de profesores y alumnos, en vez de quedar aparcados en cualquier rincón de un trastero o vendidos a bajo precio a una tienda de libros viejos”.