Abengoa inauguró hace tan solo unos días, bajo el beneplácito real, su nueva sede corporativa llamada Campus Palmas Altas. El complejo proyectado por el arquitecto británico Richard Rogers y el estudio español Vidal y Asociados, está ubicado sobre una superficie de 42.100 metros cuadrados, siendo a día de hoy, un referente europeo en construcciones de sedes corporativas medioambientales. El centro, ideado bajo los principios de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente, acogerá también a otras empresas e instituciones.

Sevilla Actualidad. Abengoa acaba de inaugurar su nueva sede corporativa Campus Palmas Altas (CPA) en Sevilla con la empresa malagueña Ingeconser, como constructora principal.

El modelo de campus elegido por la corporación hispalense definía ya las líneas generales de un complejo armónico y respetuoso con el medio ambiente, como así finalmente ha sido con el diseño de Richard Rogers.

Los edificios situados en el nuevo CPA están orientados para aprovechar las sombras, la luz natural y el propio desnivel del terreno. En él se han levantado siete edificios con una altura máxima de 32 metros y un área útil de oficinas de 100.000 metros cuadrados construidos.

En la obra se han realizado previamente los prefabricados de hormigón voladizos y que a modo de coberturas de los edificios generan sombras entre ellos para minimizar el efecto de la luz solar sobre las oficinas. El CPA está basado en una estructura de edificios levantados sobre bloques de acero de crujías (espacio entre los muros de carga) anchas a modo de corredores y que están conectadas por atrios en sus fachadas.

Microclima y refrigeración sostenible

Este nuevo complejo también está basado en  microclimas y patios dónde las zonas verdes predominan y dónde los sistemas de energía implantados permiten ahorros de entre un 30% y un 70% de la energía total consumida por el complejo. Dichos sistemas pasan por la refrigeración basada en un sistema de vigas frías por las que transcurren corrientes de agua a 16 grados centígrados, los paneles solares fotovoltaicos, o la acumulación de lluvia acumulada. Todos los edificios están acristalados con doble piel de vidrio con el fin de aprovechar al máximo la luminosidad que caracteriza a Sevilla.

Los paneles fotovoltaicos transforman la luz solar en electricidad. Además, se ha construido una planta de trigeneración, que produce simultáneamente electricidad, calor y frío. A estas medidas se suma un disco parabólico, que recoge la energía del sol para fabricar hidrógeno. Este gas se almacena para alimentar una pila de combustible por la noche, que se encarga de crear electricidad tras la puesta del sol.

Los edificios están agrupados en torno a un parque central, de 3.700 metros cuadrados con servicios comunes, que van desde asistencia médica, restaurantes, gimnasio o guardería hasta un aparcamiento para bicicletas, entre otros. Su disposición se ha planeado meticulosamente para que la exposición al sol de las fachadas orientadas al este y al oeste sea mínima, logrando así mayores espacios de sombra entre ellos, y limitando los elementos de protección solar a las fachadas orientadas al sur.

El complejo cuenta con 1.500 plazas de aparcamiento bajo rasante, jardines y otras zonas de ocio y esparcimiento. Con una superficie de 100.000 metros cuadros construidos, el nuevo Campus ha supuesto la utilización de 1.300.000 kilos de acero estructural, otros 3.500.000 kilos de acero corrugado, 48.000 metros cúbicos de hormigón y 6.000 metros lineales de prefabricados de hormigón en estructuras voladizas.

“Nuevo camino para explotar ”

El presidente de la constructora, José Enrique Aimar, comenta en un comunicado que “la construcción de este campus es una muestra de la integración de las necesidades empresariales con las condiciones del  terreno y medioambientales. Desde el punto de vista arquitectónico y de su construcción es un nuevo camino para explorar en nuestro país;  basado en soluciones creativas, con estructuras modulares y que técnicamente buscan la sostenibilidad de las edificaciones y un ahorro de costes considerables”.

El complejo ha recibido el reconocimiento del Green Building Council de Estados Unidos y está considerado el edificio más sostenible de Europa gracias a las soluciones aplicadas para minimizar el consumo energético y reducir las emisiones. El campus ha sido diseñado por un equipo liderado por el arquitecto británico Richard Rogers -galardonado en 2007 con el premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura, y autor de entre otras obras, de la T-4 del Aeropuerto de Madrid-Barajas-, en el que han participado Vidal y Asociados Arquitectos, el estudio sevillano Juan Fernández Carbonell e Ingeniería Arup.

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