Las piezas que ya no eran útiles para el instrumento han sido cedidas a la Hermandad de El Silencio de Sevilla.

La rehabilitación y restauración del conjunto monumental de San Luis de los Franceses, financiadas por la Diputación de Sevilla, propietaria del complejo jesuítico, ha alcanzado también al órgano de la Iglesia, una actuación realizada por el organero Manuel Luengo, uno de los dos profesionales artesanos de estas características que quedan en Andalucía.

Esta intervención ha permitido descubrir un órgano barroco, cuyos orígenes dieciochescos estaban “escondidos” dentro de lo que, para los estudiosos sevillanos, era un órgano romántico. Según Luego, “había desparecido el secreto”, que es la pieza que reparte el aire, según las órdenes que se le dan al instrumento desde el teclado. “El organero que hizo la reforma del órgano en 1917, Blas Beracoechea, había construido uno nuevo y había que recuperar todo el instrumento barroco que se encontraban dentro de ese envoltorio romántico, ya que éste no correspondía al instrumento en sus orígenes, era una intervención posterior”.

“Se podía delimitar perfectamente lo que era la parte del instrumento moderno de lo que era el instrumento antiguo, que tenía mucho peso. No estamos hablando de una simple muestra de tubos. Era la caja, era la mecánica, era la tubería, que es un factor muy importante porque es lo que suena. Hay que destacar que, tras la intervención, lo que va a sonar es el sonido del órgano barroco, tal como se escuchaba en su época”, afirma Manuel Luengo.

La restauración que el organero ha realizado ha permitido restaurar totalmente el órgano, alterado por las modificaciones románticas posteriores. El planteamiento de Manuel Luengo en su intervención ha sido consolidar todos los elementos originales existentes en su ubicación original y completar los elementos ornamentales desaparecidos. Así, el órgano va a conservar su mueble original, con un órgano barroco con posibilidad de ser utilizado en actividades musicales.

“El autor del órgano barroco de San Luis está aún por confirmar, porque no hemos encontrado testimonios documentales. Pero todo apunta a la autoría de Antonio Otín Calvete, prestigioso organero sevillano fallecido en torno a 1840”, asegura Manuel Luengo, quien explica también que “en esta obra reutiliza tubería antigua para algunos juegos, ya que hay tubos que tienen sus marcas originales de nota y registro, y las nuevas de Otín Calvete, con su ubicación”.

Con las piezas del órgano de San Luis que ya no resultaban útiles para este instrumento barroco, la Diputación de Sevilla ha realizado una cesión a la Hermandad de El Silencio de la capital hispalense, quien había manifestado al organero su intención de crear un instrumento en su templo que no tenían. “Sobraban un buen número de piezas, que ya no eran útiles y que constituyen un punto de partida interesante como inicio de un nuevo instrumento”, asegura Manuel Luengo. “Para mí, lo más importante es que estas piezas, de una época y autor importantes, estaban hechas para Sevilla y en Sevilla se van a quedar”.

La restauración de San Luis de los Franceses ha proporcionado hasta el momento una serie de hallazgos interesantes, a los que se une también esta nueva dimensión del órgano. Por ejemplo, un harmonio inglés, en la sacristía de la Capilla Doméstica; la solería original de la Iglesia, de ladrillos de 14x 28, de barro, y en la que se puede apreciar aún las marcas originales de los anclajes de los postes que permitieron asentar el andamiaje de la cúpula; una puerta cegada de comunicación con la galería en las sacristías norte; una pequeña escultura de yeso de San Estanislao, del retablo de la Doméstica, idéntica al realizado en mármol por Pierre Le Gros para la Iglesia de San Andrés del Quirinal, en Roma, con lo que se sospecha que se trata del molde en yeso realizado del boceto en barro para esta escultura o nuevos huecos de ventanas simétricas en la Doméstica y otro en la fachada de levante.

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