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Se creía que el manuscrito había sido destruido por el poeta a la muerte de su esposa.

‘Ser o… no ser… Este es el gran problema…’. Así comienza el célebre monólogo de Hamlet en versión de León Felipe, el poeta español que compuso en el exilio aclamadas adaptaciones de la obra de Shakespeare.

Su ‘Noche de Reyes’, titulada ‘No es cordero… que es cordera’, es con toda probabilidad la versión de la comedia shakespeariana que más se ha llevado a la escena en el mundo hispano: al ovacionado primer montaje de Charles Rooner en México, siguieron producciones en Chile, Argentina, España, Costa Rica, Venezuela… Y su Macbeth o el asesino del sueño despertó tal entusiasmo en Paco Rabal que el actor puso gran empeño en representarla en España junto con Núria Espert bajo la dirección de Luis Buñuel, proyecto que quedó truncado debido a que su anuncio enojó a Buñuel, según relató el propio Rabal.

La adaptación de Hamlet que ha salido a la luz se tenía por perdida a raíz de los momentos de angustia vividos por León Felipe tras el fallecimiento de Berta Gamboa, su esposa. Destruyó “todo lo que de su obra encontró a mano”, contaba en los años 90 su amigo Alejandro Finisterre. Éste precisaba que solo la adaptación Otelo o el pañuelo encantado había sido indultada por el poeta, y ello gracias a que le pareció inútil destruirla porque tenían copias Max Aub y el director japonés Seki Sano.

Fue Finisterre, a través de uno de sus artículos de prensa, quien puso a la profesora de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla Inmaculada Serón Ordóñez en la pista de Hamlet. En dicho artículo, hacía una breve mención a que en los 80 se había encontrado en Argentina con “la paráfrasis que de la tragedia de Shakespeare hizo León Felipe”. Una búsqueda inicial por parte de Serón Ordóñez en catálogos bibliográficos latinoamericanos resultó infructuosa. La traducción ha aparecido finalmente en forma de manuscrito autógrafo entre los miles de documentos que, junto con objetos personales del escritor, conforman los fondos de León Felipe del Archivo Histórico Provincial de Zamora, adquiridos por el Ayuntamiento de Zamora a Finisterre, albacea del poeta, en 2002.

El manuscrito se encuentra en perfecto estado de conservación, aunque no resulta fácilmente legible, debido a la escritura y las correcciones de León Felipe. La investigadora está analizándolo, junto con otros documentos hallados en el Archivo, y publicará una edición completa a principios del próximo año.

Según ha explicado, León Felipe realizó esta traducción en la primera mitad de los años 50, es decir, en el mismo periodo en el que estrenó y publicó ‘No es cordero… que es cordera’ y Macbeth o el asesino del sueño. El director del exilio Álvaro Custodio quiso llevarla a la escena, a tenor de una carta inédita hallada en el Archivo en la que expresaba al dramaturgo. “Conservo como oro en paño tu manuscrito del ‘Otelo’, que montaré casi seguro en 1956. Me gustaría que me enviases y me obsequiases también el de ‘Hamlet’, ya que, puede decirse, lo escribiste especialmente para ser presentado por mí. Espero con impaciencia tu respuesta”. Entre los documentos descubiertos por Serón Ordóñez se encuentra asimismo la carta mediante la cual Paco Rabal solicitó permiso a León Felipe para montar Macbeth o el asesino del sueño.

El Ayuntamiento de Zamora ha expresado su deseo de estrenar Hamlet en su Teatro Principal, que data de 1606. León Felipe vería así escenificada, en versión suya, la obra a través de la que, según su biógrafo Luis Rius, conoció a Shakespeare en la escena madrileña, y la que más le marcó del autor.

En palabras de Rius, “un domingo vio en los anuncios que ponían Hamlet, príncipe de Dinamarca. No recordaba haber oído el nombre de ese autor, Shakespeare. Ya cuando vio la escena primera, le pareció que aquello era una cosa distinta. No estaba viendo un melodrama. La conmoción que le produjo aquella representación del Español fue definitiva. A la mañana siguiente se fue a una librería a buscar Hamlet y las obras de Shakespeare que hubiera. Leyó las otras tragedias de Shakespeare que pudo comprar, pero no le gustaron. Era Hamlet quien le había agarrado con absoluta posesión, obsesivamente, y durante años lo llevó siempre en el bolsillo en aquella edición popular”.

Para el catedrático de Traducción de la Universidad de Málaga Juan Jesús Zaro, el hallazgo no solo tiene interés para el mundo del teatro, al que León Felipe ofrecía en sus adaptaciones shakespearianas ingeniosos recursos dramáticos; lo tiene, además, para la literatura, dada la extraordinaria calidad literaria de las adaptaciones. A juicio de Zaro, esta calidad tal vez sea el mayor mérito de unos textos que, por otro lado, mantienen la esencia de Shakespeare.

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