Las sustraía de aparcamientos habilitados al efecto y si levantaba sospechas se hacía pasar por el propietario. Llegó a enfrentarse a una persona que le recriminó su actitud cuando intentaba cometer uno de los hurtos.

La Policía Nacional ha detenido a un hombre de 21 años de edad como presunto autor de 28 robos de bicicletas cometidos en la zona de la Isla de la Cartuja de Sevilla empleando para ello una cizalla con la que conseguía romper los candados de sujeción.

El autor de los hechos merodeaba las zonas donde se aparcan las bicis y aprovechaba que los propietarios de las mismas se encontraban en clase, en el gimnasio o realizando otra actividad en otro recinto para sustraerlas sin ser sorprendidos por estos.

Vigilaba a sus víctimas y aprovechaba el momento oportuno

La investigación se inició a causa del cierto incremento de sustracciones de bicicletas acusado en la Isla de la Cartuja lo que dio lugar a la puesta en marcha de un dispositivo policial en la zona para, en primer lugar evitar que se produjeran más hechos como estos y; en segundo lugar, proceder a la localización y detención del o los autores de estos hurtos.

Con motivo de las primeras labores policiales de carácter preventivo se pudo identificar a un joven que merodeaba sin rumbo lugares frecuentados por personas que habitualmente se desplazan en bicicletas como facultades, centros deportivos, gimnasios…

Este joven que circulaba en una bicicleta de aparente valor económico no pudo concretar a los agentes aspectos tales como el lugar de la compra o el valor de la misma, por lo que ante la duda de que ésta hubiera sido sustraída procedieron a retirársela mediante la correspondiente acta instándole a recogerla en Comisaría una vez comprobada su propiedad.

Posteriormente, los agentes tuvieron conocimiento de que esta bicicleta había sido sustraída de uno de los aparcamientos habilitados al efecto para este medio de transporte que se encuentran en una de las facultades universitarias de la Isla de la Cartuja.

Tras conocer el lugar de comisión del hecho, los agentes consiguieron recuperar unas imágenes de un circuito de vigilancia en las que se reconocía plenamente al autor siendo éste el joven identificado por los agentes días antes.

Asimismo, se observaba cómo este individuo sacaba del interior del pantalón una cizalla con la que cortaba el candado de sujeción para abandonar posteriormente el lugar montado en la bicicleta que acababa de sustraer.

De igual forma, y tras conocer el modus operandi del autor de esta sustracción, los agentes consiguieron relacionar un total de 27 casos más en los que el procedimiento delictivo utilizado era el mismo: el autor merodeaba las zonas donde había aparcamientos para bicicletas y observaba a sus usuarios, aprovechando cuando entraban en clase, o al gimnasio para cometer los hurtos.

Tal era la naturalidad con la que realizaba su actividad delictiva que en caso de ser sorprendido por alguna persona, se hacía pasar por el propietario de la bicicleta; si bien, tampoco dudaba en amenazar a las personas que llegaban a increparle su actitud cuando sospechaban que se disponía a robar alguna bicicleta.

Las bicicletas sustraídas por parte de este individuo eran vendidas a terceras personas ya fuera en su conjunto o por piezas, personas que a su vez comerciaban con ellas en algunos conocidos mercadillos de objetos de segunda mano como el del Charco de la Pava, donde fueron recuperadas algunas de ellas.

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