Una mala combustión en estos sistemas de calefacción puede provocar monóxido de carbono, cuya inhalación puede ser letal si es respirado en altas concentraciones.

El Servicio de Emergencias 112 Andalucía, servicio dependiente de la Consejería de Justicia e Interior de la Junta, advierte del incremento de los riesgos de intoxicación por monóxido de carbono durante el invierno debido al aumento del uso de estufas de gas, chimeneas y braseros para combatir el frío.

Para prevenir cualquier incidente relacionado con el uso de estos sistemas de calefacción, desde el 112 Andalucía se recomienda revisar las instalaciones de gas, estufas y chimeneas para garantizar que se encuentren en buen estado y asegurar también una buena ventilación en los espacios donde están ubicadas para propiciar la circulación del aire.

El Servicio de Emergencias de la Junta destaca las graves consecuencias que acarrea para la salud de las personas la inhalación de este gas venenoso, que puede llegar a causar incluso la muerte si es respirado en altas concentraciones. Además, el 112 alerta de la dificultad de detectar su presencia al no tener olor ni color, por lo que aconseja estar pendiente siempre de los primeros síntomas de intoxicación.

Esta sintomatología se puede manifestar en debilidad, cansancio y tendencia al sueño, mareos, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, entre otros. Además, el riesgo aumenta mientras se duerme y son especialmente vulnerables los enfermos cardíacos y pulmonares, bebés, niños pequeños, mujeres embarazadas y personas de edad avanzada.

Cómo detectar su presencia y prevenir accidentes

El monóxido de carbono se genera cuando falta oxígeno y se produce una mala combustión en aquellos espacios en los que están en funcionamiento chimeneas, braseros de picón, termos, hornillas o estufas de gas. Las consecuencias para la salud de las personas se agravan cuando no existe una ventilación suficiente y, por tanto, no hay una correcta circulación del aire.

El Servicio de Emergencias de la Administración andaluza asegura que el color azulado de la llama de los quemadores de cocinas, estufas y calefactores a gas es sinónimo de buena combustión y alerta de que, cuando ese color se torna amarillo o anaranjado, es señal de una mala combustión y, por tanto, existe el riesgo de que se esté generando gas venenoso. Asimismo, el tiznado excesivo de conductos de evacuación puede ser también un signo de generación de monóxido de carbono.

Desde el 112 se pone de relieve la necesidad de revistar anualmente las instalaciones de gas y electricidad, así como chimeneas y tiros de evacuación de gases en general. Para el desarrollo de estas tareas de seguridad en estos sistemas de calefacción es recomendable recurrir siempre a personal técnico experto y cualificado.

Donde haya estufas, braseros, chimeneas, hornillos o termos debe asegurarse siempre una correcta ventilación y renovación del aire, según el Servicio de Emergencias de la Junta, que insta también a reparar los conductos que estén obstruidos, abollados o desconectados que pueden propiciar que el monóxido de carbono se acumule en el interior de los espacios donde se encuentran estos sistemas de calefacción.

Por último, este servicio andaluz de emergencias aconseja no emplear mientras se duerme cualquier sistema de calefacción con llamas o brasas, como ocurre por ejemplo con los braseros de cisco, por el riesgo que entraña al ser imposible detectar los efectos de este gas al estar dormidos y recuerda además que ante cualquier emergencia se ha de marcar el 112, el teléfono único de emergencias de la Junta que está disponible todos los días a todas las horas.

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