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Los investigadores David Saldaña y María José Tirado han realizado siete pruebas a jóvenes con autismo, con problemas de comprensión lectora y otros sin dificultad.

Miembros del grupo de investigación Laboratorio de Diversidad, Cognición y Lenguaje de la Universidad de Sevilla han llevado a cabo un estudio para analizar la comprensión lectora en andaluces de entre 10 y 18 años con trastorno del espectro autista en el que han demostrado que estos jóvenes sí son capaces de hacer inferencias, es decir, que deducen información “no escrita” en el texto y detectan información incoherente o inconexa en el mismo, frente a lo que se pensaba hasta este momento. 

Una vez sabido esto, los investigadores señalan que la dificultad a la hora de responder a cuestiones sobre el texto se encuentra en que estas personas no saben relacionar lo que antes han deducido con la pregunta que se le está formulando.

“Hemos observado sus tiempos de lectura y, al igual que nos ocurre a cualquiera de nosotros, la velocidad se hace más lenta cuando les ‘choca’ algo del texto que no es concordante con el resto de la información que tienen. Cuando hay una incoherencia estos lectores la detectan, pero luego no saben bien cómo contestar a lo que se les está preguntado”, ha señalado el responsable de esta investigación, el profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla David Saldaña.

Para este estudio se han hecho siete pruebas distintas a grupos de adolescentes con trastorno del espectro autista, a adolescentes sin dificultad ninguna de lectura y a adolescentes con problemas de comprensión lectora pero sin ningún otro tipo de trastorno. Fruto de dicha investigación, la doctora María José Tirado ha defendido la tesis doctoral Dificultades de comprensión en lectores con trastorno del espectro autista. De esta tesis se desprende además que los problemas que tienen son algo distintos de los de los jóvenes con problemas de lectura pero sin autismo.

Para los lectores con problemas de comprensión sin autismo parte del problema se focaliza en la denominada “memoria de trabajo”. “No pueden deducir datos de lo que leen porque les cuesta trabajar con distintas fuentes de información de manera simultánea, cosa que no ocurre en la misma medida en el caso de las personas con autismo”, ha explicado Tirado.

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