La central nuclear de Chernóbil fue uno de los primeros objetivos que las tropas rusas tomaron el pasado 24 de febrero, cuando comenzó la invasión a Ucrania. Esto fue motivo de preocupación porque, a pesar de que la ciudad de Prípiat está abandonada, la antigua central sigue albergando material radiactivo.

Los soldados rusos carecían de protección contra este material radioactivo que lleva años en el lugar, por lo que llevarían cinco semanas inhalando polvo radiactivo que levantan los vehículos militares en sus desplazamientos.

Yaroslav Yemelianenko, empleado del Consejo Público de la Agencia Estatal de Ucrania para la Gestión de Zonas de Exclusión, ha afirmado que las tropas rusas situadas en Chernóbil estaban huyendo «irradiadas». En una publicación en Facebook, ha contado que estaban siendo llevadas en un autobús a un centro médico especial de radiación en Bielorrusia para ser tratados.

Esta denuncia se produce solo dos días después de que la agencia Reuters diese a conocer el testimonio de dos trabajadores de la planta. Estos empleados han asegurado que vieron cómo decenas de soldados rusos irrumpieron en el Bosque Rojo levantando polvo radioactivo con vehículos pesados y tanques.

Por otra parte, no hay confianza ante la promesa de Putin de disminuir sus operaciones en zonas como Kiev o Chernígov. El Kremlin aseguró el martes que reduciría la actividad militar en esa zona como gesto ante las conversaciones de paz. Pero el día después, los ataques continuaron en esas zonas, según denunciaron las autoridades ucranianas.