Al abismo que supone para muchos lanzarse a la gran aventura física y mental de ser padres, se suma ahora un retraso notable en el cobro de los permisos por maternidad y paternidad inaudito.

Dichas licencias, a diferencia de las incapacidades temporales causadas por bajas médicas en las que el empleador asume el 75% del sueldo del trabajador, las paga íntegramente la Seguridad Social, administración pública del Estado que sufre un colapso extraordinario debido, en gran parte, a un atasco burocrático agravado por el fin de los contratos realizados como refuerzo covid.

El problema es que el nacimiento de un bebé, más allá de la revolución vital que implica, conlleva un desembolso impactante en la economía familiar, por lo que dichos retrasos de hasta seis meses puede aniquilar los bolsillos de aquellos que no cuenten con unos ahorros de los que tirar, o rede de amigos y parientes en los que apoyarse.

¿Por qué existe retraso en el cobro de la maternidad?

El malestar general coincide, «la atención telefónica es imposible, cuando consigues que te atiendan solo argumentan dilación de mínimo dos meses sin causa razonable, ni siquiera te cuentan si tu solicitud es incorrecta, o si debes subsanar documentación y aún es peor revisar tu expediente con certificado digital, todo in progress, sine die», sostiene Laura, mamá primeriza que espera prestación desde agosto.

Actualmente, el permiso tanto de maternidad, como de paternidad es de 16 semanas, las cuales, exceptuando las seis primeras que son obligatorias tras el nacimiento del bebé, se pueden solicitar de forma intermitente. Pues bien, Pedro percibió su prestación las primeras seis semanas de permiso, pero la segunda parte de su licencia, solicitada tras agotar los cuatro meses de su pareja, aún están pendientes de cobrar; «desde junio espero mi turno y es absurdo, ya me he incorporado a la oficina, vuelvo a estar de alta y operativo y la Seguridad Social en deuda conmigo».

Varios abogados laboralistas consultados por Sevilla Actualidad corroboran la desesperación de muchos de sus clientes a quienes se les argumenta desde la Seguridad Social que los ERTEs en época de pandemia, las bajas de funcionarios por estrés y la tramitación del Salario Mínimo Vital (SMV) explican la demora exasperante para muchos padres. Además, la finalización de los contratos realizados como refuerzo covid satura aún más todo un sistema desbordado con los procesos telemáticos.

Reembolso de algo no cobrado

El colmo de esta situación es que, en muchos casos, en empresas públicas y privadas con grandes plantillas, las órdenes de pagos de los sueldos responden a programaciones informáticas agendadas. Inteligencia artificial que no contempla que los nacimientos no suelen responder a fechas cerradas, por lo que a veces, se produce el pago de un mes completo con la cantidad del salario correspondiente que después el trabajador debe devolver ya que ese ingreso, una vez nacido el bebé, ya corresponde a la Seguridad Social, produciéndose una duplicidad de pagos.

El problema es que esta duplicidad tiene lugar con un espacio enorme de tiempo, por lo que los afectados, no solo no perciben la prestación por maternidad o paternidad, sino que deben reembolsar a su empresa lo percibido por error por parte de la misma sin, ni siquiera, haber recibido la primera mensualidad de la Seguridad Social, es decir, que durante casi un semestre, el usuario no solo no recibe, sino que es poaible que se vea en la tesitura de pagar por un beneficio en diferido.

2021, el año de la igualdad

Desde el 1 de enero de este año, los permisos de paternidad y maternidad se han igualado por primera vez en la historia de España. 16 semanas para cada progenitor, un aumento paulatino desde 2019 que ha igualado al hombre y la mujer en el terreno de la conciliación familiar. Entonces, el permiso por paternidad pasó de 5 a 8 semanas, en 2020, de 8 a 12 y en 2021 se llegó al equilibrio.

Plumilla por vocación, he trabajado en radio, televisión y prensa on line. Profundamente europeísta y convencida de que el Periodismo es el motor de cambio de la sociedad y hay que salvaguardarlo. Para...